Blanco, triste y azul

Doliente temporada para el fútbol leonés. La Ponferradina descendió y la Cultural se va al pozo de tercera, agobiada por unas deudas enormes que no hay quien pague.

Unos, los dueños, porque no pueden afrontarlas, y otros, los políticos, porque no deben. Porque el dinero público, antaño tan generoso para subrogar a dirigentes fallidos (que son mucho más cautos con sus empresas privadas) no está para pagar a futbolistas.

Triste curso blanco y blanquiazul. Los del Bierzo, los pobres, lucharon mucho. Pero no tenían el talento preciso para aguantar en la categoría. Que ahora es muy exigente y que poco se parece a la de antaño. En segunda, o tienes un nivel adecuado o no ganas un partido. Crudamente.

Eso le sucedió a la Deportiva, que no ganaba nunca. Pero que empataba muchas veces y que perdía solo por un gol de diferencia. Y ahí estuvo la clave, en ese gol. Que los demás metían y los bercianos no. Ocho goles faltaron. Ocho goles que hubieran convertido otros tantos empates en victorias y que habrían bastado para salvarse.

No dieron más de sí aunque lo dieron todo. Y dejaron en la afición la sospecha de que no se puede ir más lejos. Algo que habrá que combatir desde el primer minuto de la temporada que viene. Porque la Deportiva solo tiene un objetivo: volver a subir. Aunque sea para volver a bajar.

Lo de la Cultural es otra cosa. Es la consternación y el tener que jugar con los rivales de tercera. Lo de la Cultural es más o menos la nada, y a ver si ganamos al Medinense. O calcular que si empatamos en Guardo y la Toresana no gana en Corrales, pues acaso podríamos coger el liderato. Son frases que están a la vuelta de la esquina.

El fútbol leonés es muy tenaz pero de poca gloria. En casi cien años de campeonatos solo puede ofrecer una temporada de la Cultural en primera, donde pasó como alma en derrota, y algunos años dignos en segunda.

Por la parte blanquiazul, el club siempre ha sido más modesto, aunque ahora no. Y aparte de muchas fases de ascenso a segunda, con mucho dolor por el medio, ahí están esas dos temporadas en la división de plata. Dos intentos y dos fracasos. El segundo duele más porque fue mayor y no se debutaba.

A seguir. El fútbol no es termómetro de nada. Es un asunto más que secundario. Y terciario en el caso de la Cultural. Pero se puede soñar. Aunque sea el sueño de subir a segunda B para los de León. En el caso de los bercianos, el anhelo es volver a segunda dentro de dos o tres años para volver a descender. Casi a la vez. Es lo que hay. Una cosa melancólica que no parece tener mejor horizonte en muchos años. Por ello, conviene centrarse en otros deportes. Y, a ser posible, en la cultura. Que nunca defrauda, que siempre da, que ilumina y no compite.