Diario de León

LA SEMANA

Rajoy ganará pero debe convencer

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MANUEL CAMPO VIDAL
León

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Superado el Debate del Estado de la Nación -puerto de montaña de primera categoría- el pelotón político rueda hacia la meta de la legislatura. Falta sólo un puerto más, el de los Presupuestos, pero el equipo de Zapatero confía en coronarlo con la ayuda de los vascos, interesados en que las elecciones no se adelanten.

El Debate lo ganó Rajoy según la mayoría de medios, aunque Zapatero estuvo firme. Si ganó Rajoy, no arrolló y perdió la oportunidad, de nuevo, de sugerir como gobernará. La derecha mediática asegura que ganó ochenta a veinte, un elogio tan desmesurado que resta credibilidad a la propia afirmación de la victoria. Es un problema asociado que padecerá Mariano en los próximos meses. Va a ganar en las urnas, casi seguro, pero además necesita ganar en el marcador de la credibilidad y confianza, o de lo contrario, vencerá pero no convencerá. Y en esa casilla, su socio Camps, entre otros, le juega en contra.

El principal aliado de Rajoy para la victoria en votos y en credibilidad ya no es la suma de las federaciones valenciana, madrileña y andaluza, o sea Camps, Esperanza Aguirre y Arenas, sino María Dolores de Cospedal como icono. Camps no deja de ser un heredero de Zaplana, al que después traicionó y aún persigue, y Esperanza gana elecciones ampliamente, pero en su primera victoria necesitó el auxilio de un comando político-"inmobiliario que compró a dos diputados socialistas.

Cospedal no hereda el trono de Castilla La Mancha porque sus antecesores son los socialistas Barreda y Bono, con máster en redes clientelares electorales. No tiene, por tanto, mancha de origen y, además, cuenta con el apoyo sin matices del Presidente del Partido Popular. Por eso ante el silencio de Rajoy sobre como gobernará si gana, todas las miradas se centran en la flamante presidenta manchega. Camps es un mal ejemplo: edificios singulares pero aulas escolares en barracones, pago a proveedores a dos años y paro superior a la media española. Cospedal ha entrado en Toledo casi a solas, con su secretaria de siempre, recortando cargos de confianza, y podando el organigrama. Cabe pensar que Rajoy irá en esa dirección que marca nítidamente Cospedal, sin duda su avanzadilla. Cuando Rajoy llegue hablará de todos -Nuñez Feijóo incluido- pero la estrella en el PP, es Cospedal. Se la jugó porque podía perder dos cargos en una sola votación, pero ganó. Y marca tendencia.

Enfrente pedalea Rubalcaba cargado de problemas, sobre todo de los suyos. Felipe González le ha dado en público el consejo de que se vaya del Gobierno ya, y él ha tenido que desmarcarse, incluso alargar su permanencia, para no quedar como un monaguillo del ex presidente.

Peregrino por las escépticas agrupaciones socialistas, a Rubalcaba le han dado una mala noticia en las últimas horas: los artistas que apoyaban al PSOE y a IU, Victor Manuel y Ana Belén incluidas, piden otra formación política nueva lanzando guiños a los del 15-M y a los que votaron en blanco, nulo o se quedaron en casa, que son legión. El juez Baltasar Garzón, por un lado, y hasta Federico Mayor Zaragoza por otro recuerdan que están ahí, por si acaso. Si alguien es capaz de que todo ese mar de descontentos se encauce en un río de votos, el caudal puede ser muy crecido. O Rubalcaba es capaz de ilusionar y prometer reformas serias del sistema -"listas abiertas electorales y un nuevo modo de hacer política-" o sólo le restará administrar la decadencia de su partido que quedaría cada vez más alejado de responsabilidades de gobierno.

A su estilo, Alvarez Cascos, que en su día inspiró el doberman del PP, ha demostrado en la práctica, aunque sólo en el laboratorio asturiano, que la transversalidad del voto es rentable. En época de desencanto político y de crispación social, cualquier iniciativa alternativa debe ser respetada. Pude valer todo pero ya no vale con vencer, sino que es preciso convencer.

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