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Publicado por
ANTONIO CASADO
León

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Con inusitada rapidez el portavoz oficial del principal partido de la oposición, Esteban González Pons, fijaba postura sobre la presunta trama de corrupción tejida en torno a la Sociedad General de Autores (SGAE) y las nueve detenciones del fin de semana. El domingo por la tarde el juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, puso en libertad con cargos a los principales responsables de la SGAE, entre otros a su presidente, Teddy Bautista, pero la causa judicial sigue abierta y todos estamos atentos a la pantalla.

En estas, González Pons abrió la boca en territorio Gürtel, o sea, en Valencia, para contar a la opinión pública que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, es «amigo íntimo» de los imputados (por apropiación indebida y administración fraudulenta), seguramente con la esperanza de que el detalle acabe siendo tan resonante como el de las amistades de Francisco Correa, cerebro de la trama «Gürtel» e invitado a la boda de la hija de Aznar. O como el de los «amiguitos del alma» de Francisco Camps (PP), presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia y encausado en el mismo asunto.

Tal vez no esté entre sus intenciones lo de hacer comparaciones odiosas. En todo caso, hemos de preguntarnos por la veracidad de la información: ¿Es Zapatero realmente amigo íntimo de los imputados en la llamada operación «Saga»? (dinero de los autores desviado hacia empresas paralelas para el lucro privado de los responsables de la SGAE). Si es verdad, el inefable portavoz del PP, González Pons, está haciendo un elogio de su adversario político al reconocerle implícitamente no haber hecho nada por evitarles el bochorno a sus «amigos íntimos».

Si eso fuera así, hay que reconocer que tiene mucho mérito lo de Zapatero. Pero vaya usted a saber. Así que una de dos. Si lo que dice Pons es mentira, Pons es un mentiroso y un irresponsable por haberse pronunciado con tanta frivolidad. Y si lo que dice es verdad, olé por un presidente de Gobierno que deja que la Fiscalía Anticorrupción y la Guardia Civil les pasen por encima a sus amigos íntimos, sin echarles una mano, cuando sus amigos son unos sinvergüenzas. Dicho sea en un contexto como el que permite a gente como Pons pasarse el día acusando a Zapatero y a Rubalcaba de controlarlo todo, incluido lo que dicen y lo que hacen los dirigentes del PP.

Más allá de las ironías, cualquiera puede acreditar que en la etapa de los Gobiernos de Zapatero se ha perseguido más que nunca la corrupción, afecte al PP, como los casos Gürtel y Brugal, o afecte al PSOE, como en los casos de Santa Coloma de Gramanet o los Eres fraudulentos de Andalucía. Y no es que ahora haya más o menos corrupción. Lo nuevo es que ahora nos enteramos, porque se investiga y se persigue con más contundencia y con toda la fuerza del Estado de Derecho. Especialmente los delitos urbanísticos que se empezaron a cometer antes de 2004.