nuria g. rabanal
De mujer a mujer
Y a ha sido nombrada la persona que ostentará la responsabilidad al frente de un organismo como el Fondo Monetario Internacional y, tal y como titulo, «de mujer a mujer», mi enhorabuena a Cristine Lagarde. Esta institución internacional, que nació para establecer un marco de cooperación que evitase las devaluaciones competitivas que provocaron la Gran Depresión en los años treinta, y que sorprendentemente concedió su primer crédito por importe de 25 millones de dólares a Francia (las cosas que tiene la historia), afronta ahora los retos indudables que plantea una situación tan difícil como la actual en la que la amenaza griega planea como una negra sombra como lo hace la estabilidad del euro. No deja de ser llamativo, igualmente, que sea Francia quien una vez más se haga con la dirección del organismo pudiendo llegar uno a pensar que este país es una auténtica fábrica de líderes.
Como mujer, soy de las que cree que en el talento y la valía han de ser criterios esenciales a la hora de otorgar cargos -”cualidades que suelen escasear en general en cualquier proceso de designación hoy en día-”, pero cuando ese talento y valía además toman forma de mujer creo que el elogio es inevitable y merecido. Tengo la sensación de que los tiempos difíciles se están convirtiendo en una oportunidad al reconocimiento de la valía de las mujeres lo que me permite ver este intervalo, como una oportunidad para nosotras. Las reglas del juego europeo las dirige una mujer, Ángela Merkel, que además de liderar con «garbo» en la UE, ha sido la primera en ocupar la jefatura del Gobierno de un país como Alemania, considerada una de las potencias mundiales.
Ahora una nueva fémina salta a la escena internacional, Cristine Lagarde. Muchos se deshacen en elogios y se rinden ante el carisma y liderazgo que, quienes han trabajado con ella, dicen que tiene en lo que no entiendo muy bien si es una pleitesía forzada por el cargo, que a partir de ahora detentará, o un merecido cumplido. Lo cierto, es que este dilema se despejará con el transcurso del tiempo en su gestión. Otros ya buscan las sombras que oscurezcan su persona en referencia a procesos en los que presuntamente ha podido estar involucrada, y que muy oportunamente se airean en este preciso momento. Dice que no evitará el ser sincera y rigurosa en su trato con los diferentes líderes, en lo que presumo es una declaración de principios que no tengo claro si llegará a buen puerto. Los «lobbies» a estos niveles dan poco margen para la sinceridad y la institución que dirigirá se financia con cuotas que, en general, guardan relación con el tamaño de la economía del país, lo que condiciona de partida la independencia necesaria para un trato igual con todos los miembros.
Estoy convencida de que la elección, además de ser como siempre el resultado de juegos de poder al más alto nivel, responde a la búsqueda de un perfil que sepa resolver a una situación compleja como la que tendrá que afrontar. Simone de Beauvoir dijo que «el problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres» a lo que yo le añadiría «que la mujer resolverá».