EL GALLO. Las indecencias de la muralla
Hace unos días se abrió al público un pequeño tramo paseable de la muralla accesible desde el jardín del Cid. No pasa de ser un espacio mayor que el de una buena terraza, pero es evidente que ha despertado la curiosidad de miles de visitantes que han encontrado allí un ángulo distinto de observación de esa parte de la ciudad y un buen escenario para hacerse una foto y, en su caso, llevarse una excelente imagen de León. Tampoco han faltado críticas en todos los sentidos, por los criterios de restauración, los materiales utilizados y el coste de las obras. Entendible y entendido todo ello, lo que resulta realmente incomprensible es que se abriera sin limpiar la prolongación de ese paseo a unos metros del suelo. Sólo unos cuantos hierbajos que no ocuparían a una brigadilla municipal una mañana bien emple ada. ¡Y mira que insistió el nuevo alcalde en estos pequeños detalles!