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Ponferrada

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V oy a contarles la historia de dos naufragios. El primero sucedió hace más de ciento veinte años, en la Costa de la Muerte y se llevó por delante la vida de 172 marineros y oficiales del buque de la Royal Navy HMS Serpent un nefasto día de noviembre. El segundo es culpa del viento.

El HMS Serpent era uno de los primeros cruceros de casco metálico que se fabricaron en los astilleros ingleses. Desplazaba 17.000 toneladas y tenía 68 metros de eslora. Había salido del puerto de Plymouth el 8 de noviembre de 1890 y navegaba hacia el sur del Atlántico para relevar a su gemelo, el HMS Archer , que prestaba servicio entre las islas Madeira y Sierra Leona y el cabo de Buena Esperanza, cuando un grave error de navegación le llevó a embarrancar en los rompientes de la Punta de Boi, en Camariñas.

Todos los intentos por arriar los botes salvavidas acabaron con las barcas astilladas en las rocas y los marineros que los ocupaban devorados por el mar. El capitán, desesperado, ordenó a los tripulantes que treparan a las jarcias y a los mástiles, pero el fuerte oleaje acabó por hacerles caer al agua o a las rocas, como fruta madura. Y durante días, el mar estuvo vomitando cadáveres mutilados sobre la Ensenada del Trece, como si los cuerpos de aquellos desgraciados, ahogados y desmembrados, le produjeran náuseas.

Sólo tres tripulantes se salvaron; los marineros Luxton, Burton y Gould. Y lo hicieron porque eran los únicos tripulantes del Serpent que llevaban puesto el chaleco salvavidas -“sólo había 25 a bordo- en el momento de encallar. A partir de aquella tragedia, todas las Marinas del mundo generalizaron su uso.

El segundo naufragio del que voy a hablarles no le costará la vida a nadie. Sólo el empleo, que ya es bastante. Lleva tres años sucediendo y es culpa del aire. Les estoy hablando del hundimiento paulatino de la factoría de palas eólicas de LM Windpower en el polígono de La Llanada, que no es la Ensenada del Trece, pero puede acabar convirtiéndose en un cementerio industrial si nadie hace algo para remediarlo. Porque la multinacional danesa, me pesa escribirlo, está demostrando que el único compromiso que adquirió con Ponferrada cuando se instaló era agotar el plazo legal de las ayudas públicas que le concedieron antes de marcharse a otra parte. Y no se engañen, LM se está marchando. Y nos ha dejado sin chaleco salvavidas.