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Publicado por
CAYETANO GOnzÁLEZ
León

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L as reacciones que las direcciones del PSOE y del PP han tenido en los últimos días en torno al procesamiento de la cúpula policial por el chivatazo a ETA del bar Faisán y por la decisión del juez Flors de sentar en el banquillo al presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, ponen de manifiesto que cuando se trata de tapar sus vergüenzas, los dos grandes partidos nacionales actúan de una manera similar y con un denominador común: tomar por tontos a los ciudadanos. Analicemos los argumentos esgrimidos por unos y por otros para referirse a estos dos casos, que en cualquier país con unos hábitos democráticos serios y enraizados, hubieran provocado ya la dimisión de los procesados y la asunción de responsabilidades políticas por parte de quienes eran sus superiores.

En el caso del chivatazo a ETA para que no fueran detenidos los responsables de la red de extorsión económica de la banda terrorista, los dirigentes del PSOE argumentan que lo que les molesta a los populares es que la lucha antiterrorista haya ido bien en los últimos tiempos y que lo que pretenden utilizando este caso es desgastar al que entonces era ministro del Interior y ahora candidato de lo socialistas en las próximas elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba. Lo dicho, toman por tontos a los ciudadanos, porque lo que estos quieren saber es lisa y llanamente que responsables del Ministerio del Interior dieron el visto bueno para que unos policías avisasen a los terroristas de ETA de que no acudieran a una cita en el sur de Francia ya que caso de hacerlo iban a ser detenidos.

En el caso del procesamiento al presidente Camps por haber aceptado regalos de trajes y otras prendas de ropa por valor de 14.000m euros de la trama Gürtel, el argumento utilizado por la portavoz del gobierno valenciano, es que Francisco Camps ha ganado las últimas elecciones autonómicas con claridad lo que demuestra que tiene la confianza de los valencianos. Otra vez se toma por tontos a los ciudadanos, porque los votos nunca pueden sustituir la responsabilidad política y mucho menos la penal de alguien que presuntamente pudo aceptar esos regalos para favorecer a «su amiguito del alma» desde la administración o desde el propio Partido Popular valenciano, amén de saber si el presidente de la Generalitat mintió o no cuando dijo de forma taxativa que «claro que me pago mis trajes».

Lejos de intentar atenerse a los hechos y depurar responsabilidades, el PSOE y el PP, el PP y el PSOE siguen ahondando en la enorme sima que separa a los ciudadanos de su casta política y que lógicamente conduce a un cada vez mayor desistimiento de los primeros respecto a la segunda. Luego, que los políticos ni se extrañen ni se quejen si encuesta tras encuesta, son vistos ya como el segundo problema de los españoles sólo por detrás del paro y de la crisis económica. Se lo tienen bien merecido.