Diario de León
León

Creado:

Actualizado:

R econozcámoslo, hay cierto desfasín entre el tamaño del estadio Reino del León y la realidad deportiva de nuestra Cultural Leonesa. Siempre lo hubo, pero ahora aún más. El mantenimiento del mismo es de alrededor del millón euros al año, para las arcas municipales. Lo seguimos creyendo: sobra pirámide, o falta faraón. Hay que encontrársele usos diarios que hagan más soportable el gasto. Pero seamos realistas y pidamos sólo lo posible, pues eso de buscar inversores millonarios extranjeros suele terminar en remake cazurro de Bienvenido Mister Marshall . Cómo última posibilidad, una vez hubieran fallado el plan B, el C y todas las demás letras del abecedario, siempre se le podría alquilar el campo a Víctor Sandoval para que se desfogue los fines de semana, lejos de los platós del corazón, corriendo de portería a portería, clamando: «Nachopolonachopolo», a ver si así se le pasa ese cortocircuito constante en el que se agita, como una yema de huevo en una batidora. A Peter Parker también le picó una araña, pero se convirtió en Spiderman, no en una versión desquiciada del Demonio de Tasmania. Algo debe hacerse. El mantenimiento le cuesta al Ayuntamiento la otra yema de dicho huevo.

El tamaño no importa, se me argumentará. Depende. Mickey Rooney el actor más bajito de Hollywood se casó con la gran Ava Gadner. Su matrimonio duró un año y cinco días. Pero aquí la diferencia de talla no supuso problema, pues ambos eran grandes goleadores. La Cultural nos ha ido menguando, o la han ido haciendo menguar, y ahora el Reino de León parece un barco fantasma varado en una palangana sin agua. Cuando fue construido, no había crisis. Hoy, el desfasín entre equipo y campo se nos revela como una metáfora de la situación económica. ¿Hemos estado matando moscas a cañonazos?

Como siempre, desde aquí deseamos a la Cultural goles, estabilidad y ascensos. Es un equipo entrañable y nuestro. Lo merece. Pero urge encontrar soluciones al costoso mantenimiento del estadio, ejemplo de nuestra mejor arquitectura contemporánea. Y sí, George Clooney no puede ponerse un bañador de Falete, ni éste el de aquel. No hay que ser sastre para verlo. El tamaño, a veces, no solo sí importa sino que además cuesta más.

tracking