Diario de León
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muro de Íscar
León

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E l sistema financiero español ha pasado los stress test como se esperaba: aunque han suspendido cuatro Cajas y un Banco, las reglas del examen eran diferentes para los distintos países. España ha presentado a la práctica totalidad de los «alumnos» mientras que la mayoría de países europeos sólo lo han hecho con los mejores, y, además, no se han contabilizado las provisiones extraordinarias a las que el Banco de España les obligó, que hubieran dado el aprobado, o casi, a todos los Bancos y Cajas españoles.

Además, dos de los líderes en España, BBVA y Santander, también lo son en Europa y dos Cajas, Bankia y Banca Cívica, a punto de salir al mercado para buscar fondos, sacaron buena nota. Las medidas del Banco de España también se han revelado imprescindibles y positivas. El ejercicio de transparencia que España y el sector financiero español han hecho merece un elogio claro. Habría que hacer lo mismo en las comunidades autónomas y los ayuntamientos para dejar la economía al desnudo y poder actuar como se debe.

No obstante, con lo que se van a quedar muchos analistas e inversores es con el titular: «De los ocho bancos europeos que suspenden, cinco son españoles». ¿Está resuelto el problema? ¿Nos garantiza esto que el lunes 18, cuando se vuelvan a abrir los mercados, podremos respirar, se frenará la caída y la prima de riesgo española volverá a niveles menos peligrosos? ¿Tendremos un verano más tranquilo? La economía española necesita tranquilidad para crecer y no estar sometida a estas tensiones diarias, pero hay que esperar. No hay garantías de que no nos sigan buscando las cosquillas. Y Europa sigue sin dar la respuesta unida y firme imprescindible

¿Garantiza la aparente salud del sistema financiero español que, a partir de ahora, volverá a circular el crédito hacia las pymes y los particulares, y se reavivará la actividad y el consumo? Ahí tengo pocas dudas. La Banca española vive más preocupada de recuperar lo que le deben, de liquidar el parque de viviendas que se ha quedado y de pagar las deudas contraídas que de todo lo demás. La Banca europea en general, y la española en particular, prestó alegremente y la nuestra se endeudó luego, además, para financiar la postburbuja.

Pasado el test hay que seguir trabajando en capitalizar adecuadamente las entidades financieras, en culminar la reforma de Cajas, en recuperar la confianza de los mercados y en que los ciudadanos y los empresarios solventes encuentren en los bancos la respuesta positiva que necesitan la economía y ellos. Y que la Administración no sea el primer y mayor moroso. Dice Zapatero que no habrá más reformas de fondo. Y Europa, duerme.

Si es así, ni los mercados ni el sistema financiero ni la economía española van a poder respirar tranquilos. Y, sobre todo, perderemos otra oportunidad de que el sucesor, sea quien sea, encuentre un camino algo más despejado.

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