Los «pactos de la Comunidad»
Tras los reajustes institucionales derivados de las pasadas elecciones autonómicas, la Junta y la oposición se han emplazado hasta septiembre para abordar los diversos «pactos de comunidad» planteados a raíz de la investidura de Juan Vicente Herrera como presidente. Dos de ellos, el de la sostenibilidad de los servicios públicos esenciales (Sanidad, Educación, Dependencia, etc.) y el de la Ordenación Territorial, estaban contemplados en el programa electoral del PP. A ellos se añade la oferta de la Junta de someter a revisión la llamada Agenda de la Población y el interés del PSOE de alcanzar un pacto en torno a las políticas de empleo.
No se trata, pues, de cuestiones menores, sino seguramente de los cuatro principales retos que tiene ante sí esta Comunidad Autónoma. Si acaso, lo que resulta difícil de entender es que se haya dejado pasar tanto tiempo sin poner el foco general sobre estos problemas, ninguno de los cuales ha sobrevenido de forma repentina. Todos vienen de lejos; alguno se ha cerrado en falso, alguno se ha parcheado y alguno simplemente se ha ido dejando pudrir.
Se trata por otra parte de asuntos que, al margen un deseable cuero político, requieren sobre todo un amplio consenso social. De hecho, en algún caso, como el del empleo, el ámbito básico de negociación es el Consejo del Diálogo Social, marco reservado exclusivamente a la Junta, la patronal y los dos sindicatos mayoritarios. Estos mismos agentes sociales, junto a los sindicatos sectoriales de la Sanidad y la Educación y los usuarios, son asimismo interlocutores imprescindibles para negociar ese pacto para la sostenibilidad de los grandes servicios esenciales.
Por su parte, el pacto para la Ordenación del Territorio, al igual que el de las políticas sobre población, requieren por su propia naturaleza el consenso de todas las administraciones, especialmente de los ayuntamientos y las diputaciones, máxime cuando se pretende poner sobre la mesa la reorganización de los servicios públicos que cada una de ellas viene prestando en la actualidad. Todo ello hace extraordinariamente complejo, no ya el acuerdo, sino el proceso de negociación para conseguirlo.
El PSOE advierte además que está dispuesto a pactar todo lo pactable pero sin otorgar ningún cheque en blanco, posición que refleja el resquemor ante el resultado de los distintos pactos -unos públicos y otros secretos- mantenidos con la Junta durante la pasada Legislatura, de los cuales tan sólo se muestra satisfecho del sellado en torno a las cajas de ahorro. Pero lo peor es que en septiembre probablemente estemos en plena precampaña de las próximas elecciones generales, escenario que haría inviable cualquier negociación política hasta después de esos comicios.