EDITORIAL
La Caja debe recuperar consenso y sensatez
El nuevo banco creado ayer por Caja España-Duero, que asumirá toda la actividad financiera y la plantilla de la entidad y que supone un paso más en la concreción del proceso de fusión con Unicaja, nace envuelto en la polémica por los intentos de control desde el exterior y la politización del consejo, contraviniendo abiertamente la Ley de Órganos Rectores de Cajas de Ahorros (Lorca). Con ella el Gobierno pretendía impedir el acceso de cargos electos -"de políticos en sentido general-" a los consejos de la entidades. Ha faltado tiempo para que eso ocurra. El consejero Tomás Villanueva, en un intento de controlar el nuevo banco, intentó colar en el consejo -"cuatro consejeros más el presidente, Evaristo del Canto-" a Isaías García Monje. No lo consiguió. Más suerte tuvo el PSOE, que colocó entre los cuatro a Miguel Ángel Álvarez, sindicalista de marcado perfil político y lugarteniente de Francisco Fernández, y a Pablo Pérez Robla, del que baste decir que era el número once -"el primero que quedó descolocado-" en la candidatura socialista al Ayuntamiento de la capital. Un chollo político en toda regla, vamos. Dos expertos, Alejandro Menéndez y José Ignacio Sánchez Macías, completan el quinteto.
Veinte votos a favor, cinco en contra, seis abstenciones y el abandono de la sala de algunos consejeros de Caja España-Duero, escandalizados por lo ocurrido, confirman la división y el regreso a las tensiones en un momento en el que lo exigible es justamente lo contrario. Con ser preocupante lo ocurrido, lo es más que se haya llegado a la reunión del consejo sin un consenso previo y con la certeza, para asombro de la mayoría de los presentes, de que quienes mueven los hilos hayan vuelto a caer en la tentación de dinamitar el órgano e gobierno del nuevo banco en la recta final del proceso de fusión con Unicaja. La ley impone profesionalización frente a politización y ese es el guión del que nadie puede desviarse un ápice. Es necesario recuperar el consenso, por supuesto, pero sobre todo es imprescindible imponerse sensatez y seriedad. Justo lo contrario de lo que han demostrado quienes tienen esa responsabilidad ante la sociedad.