Mensajes mudos

Sin trauma postvacacional vuelvo al andamio de las letras. Con el disfrute de esos días de julio para el descanso soy mejor persona, aunque no sé cuánto me durará. Me fui del Bierzo con los socialistas de la comarca dándose collejas; los del PP templando fuerzas entre los de Ponferrada y la provincial-comarcal, y los bercianistas y masistas de Escuredo huérfanos de cariño electoral. Regreso, -"entiendo que por la propia dinámica de los tiempos-" con la caldera del infierno un poco más calmada, según en qué barrio político.

Palpo, sin embargo, mensajes mudos que me dejan mosca. Aunque no tanto. Me explico. Ahora el PP de Carlos López Riesco está o aparenta estar más cerca del PSOE que de su antiguo compañero de filas y mentor político, Ismael Álvarez. Cierto que el socialista Samuel Folgueral tiene un carácter y una inteligencia negociadora que en nada se asemeja al talibanismo salvaje (es un decir) de sus predecesores en la oposición, que sólo hablaban con denuncias. Me cuentan que esos ronroneos de los peperos de Ponferrada con los pesoeros de salón no han dejado de prodigarse después de conocidos los resultados electorales. Y claro, justo el día que me incorporo, Riesco (que ha sabido fotografiarse con socialistas que hacían pupa a más de uno de los anteriores dirigentes del PSOE) aparece en una instantánea con el alcalde de Toral de los Vados, el bueno de Pedro Fernández. Cuentan las lenguas que estas imágenes son pura arquitectura política para seguir con los mensajes mudos y arrinconar a Ismael.

Aquí todo el mundo tiene que hilar fino: Riesco no puede defraudar a su electorado de centro derecha coqueteando con la izquierda o lo que queda de ella. Folgueral no puede aliarse, aunque sea en lo etéreo, con ese demonio con tridente que ven por dogma en el PP. E Ismael Álvarez, aún siendo dueño de su nuevo partido, no puede dar un puñetazo en el tablero de ajedrez porque los peones, los alfiles y los caballos pueden necesitarse para otras batallas. El ex alcalde tuvo esta semana una oportunidad política para devolverle la jugada a Riesco. Pudo dejar fuera de juego al PP votando en su contra en el Consejo Comarcal. No lo hizo y su mensaje a Riesco es evidente. Aunque en política, lo que un día es papel de seda, al siguiente puede convertirse lija del 12. Entre tanto, mensajes mudos.