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León

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A Francisco Fernández sólo le queda esperar, como a Billy Bones en la Isla del Tesoro. Una mañana se colocará delante de él un camarada socialista, le tenderá la mano y, pese a su resistencia, cuando abra el puño se encontrará en la palma con la mancha negra y una nota en la que le adviertan de que tiene hasta las diez. No hay tuit que pueda salvarlo, ni le quedan fieles más allá del pesebre al que les ha uncido. El código pirata es la única ley política en el PSOE. Ya sólo se oyen las voces de los viejos filibusteros que, armados corsarios por la patente de corso dictada por Zapatero, le cercan entre voces después de confabularse esta misma semana en Astorga: «¡Quince hombres sobre el baúl del muerto, yujujú, y una botella de ron!».

La revuelta escribe un capítulo más del guión pirata que ha marcado la historia del PSOE leonés. Un partido en el que el timón siempre se ha debatido con los intestinos, entre machetazos en la cubierta, chirlos en la mejilla y la máxima de que quien se queda atrás, se deja atrás. Muchos cadáveres que han terminado por configurar la faz de una formación de supervivientes. Un navío en el que siempre han tenido espacio en el puente de mando seis personajes: Miguel Martínez, José Giménez, Antonio Canedo, Ángel Villalba, José Luis Rodríguez Zapatero y Francisco Fernández. Siempre cercanos y disciplinados en el reparto del botín. Honrados mercenarios cuando el interés común mandaba desarbolar un pabellón ajeno, pero enemigos íntimos en muchas partes de la historia.

Ahora, la foto de Astorga reubica a los personajes en la trama. Miguel Martínez en primer plano con el pulgar colgado de la trabilla del pantalón como si buscara un gatillo; Giménez a la izquierda con zapatos de andar por el pantalán de Puerto Banús y el machete en la espalda; Canedo con la sonrisa de John Silver El Largo y el loro sobre el hombro izquierdo; Villalba en lontananza a la espera de ver por dónde sopla el viento... Felices en su misión de abordaje, respaldados por una tripulación de críticos en la que ya se han alistados, entre otras, las agrupaciones del Bierzo, Villablino, Astorga e, incluso, los heraldos de los nanetes, que son al PSOE leonés lo que Luca Brassi al Padrino. Hay prisa por coger el timón para decidir las listas al Congreso y el Senado. Zapatero no mandará a su capitán a la refriega. Hay otro Paco ojo al parche.