EN BLANCO
Floresta
Es sabido que, fundamentalmen te, hemos venido a este valle de lágrimas a sufrir. Y por eso mismo, en este tiempo en que todo anda manga por hombro o aún peor, resulta gratificante encontrarnos con una y hasta dos buenas noticias relacionadas con León. Vayamos por partes, tal como recomendaba el insigne Jack el Destripador. En primer lugar, hay que ir avisando al párroco para que vaya preparando un exorcismo dedicado a ese fósil vegetal asentado en la zona de Ponferrada y que se considera único en el mundo. Investigadores del CSIC se afanan en descifrar las claves genéticas que descubrirán los secretos de una planta incluida entre las más antiguas y venerables del país. Un auténtico caramelito que viene a confirmar todo el lujo del exquisito paisaje berciano.
Pero los primores de la exuberante y potente naturaleza local no se quedan ahí, pues la provincia leonesa es una auténtica potencia forestal a nivel mundial, ya que tan sólo Finlandia y Suecia presentan un índice superior de árboles por habitante. La espléndida coreografía de bosques y montañas, cobijo para mil rincones y perspectivas donde flora y fauna cohabitan en perfecta armonía, configura un mundo fulgurante y atractivo que rebosa de encantos despojados del más mínimo artificio cosmético. Según datos del Inventario Forestal Natural, la provincia leonesa cuenta en la actualidad con nada menos que setecientos millones de árboles, un impresionante patrimonio de futuro cuyo abanico de posibilidades incluye el de ser fuente energética, material de construcción, recurso energético y elemento de refugio por si vienen mal dadas. Una fiesta de color y de formas que conjuga una geografía verde, suave y jugosa con majestuosas alturas de auténtico vértigo. Todo un regalo para esa clase de forasteros atraídos por el cada vez más emergente turismo de interior, que luce en León todo un repertorio de refrescantes posibilidades.