Un emprendedor, un tesoro
León tiene escasos motivos para asimilar con optimismo el futuro económico luego de haber visto la liquidación o desaparición de mil empresas en los tres últimos años. El balance se suma al cúmulo de parámetros negativos que desde hace mucho tiempo aparecen en cada análisis económico, por desgracia sin visos de cambio. El panorama resulta poco halagüeño porque sólo en el último año el recorte en la actividad llegó a las 400 sociedades. Demasiado desencaje frente a cualquier atisbo de recuperación respiro para el sector empresarial, el tejido de los autónomos, tan relevante para la economía provincial. En ese flanco se aprecia un hilo de esperanza tras lograr el colectivo de los autónomos cerrar el primer semestre del 2011 por encima de cero y en número positivos. Frente a los 775 trabajadores por cuenta propia que tuvieron que abandonar durante el último año, el incremento de 26 en el censo de cotizantes autónomos en León parece un milagro. La economía espera a los emprendedores y los emprendedores esperan, seguro, menores condiciones para dar el paso y atreverse con un negocio. Mientras llega el punto de unión entre los dos extremos, en León, castigado sin piedad por la destrucción de empleo y actividad, es bueno tomarse a cada emprendedor como un tesoro.