CON VIENTO FRESCO
Tiempos de soledad
No es muy edificante la polémica surgida entre alcalde y exalcalde de Cacabelos sobre irregularidades en las cuentas del año 2006; no dejan en buen lugar ni al municipio que la soporta ni a los políticos que la sustentan, y proyectan hacia el exterior una imagen muy negativa de la villa del Cúa. Al margen de polémicas que, como siempre, dividen a unos y a otros ciudadanos, la realidad incontrovertible es que el Tribunal de Cuentas, ante las presuntas irregulariades contables, exige una fianza de 825.000 euros al anterior alcalde y al secretario para hacer frente al proceso judicial puesto en marcha. Es una cifra que asusta, y, al parecer, no es el único proceso judicial en marcha. Políticamente el pueblo castigó al alcalde socialista en las urnas, no sé si por sus deméritos o por la marea que lo arrasó todo en pro del cambio y del PP; los tribunales sustanciarán los aspectos penales del asunto, si los hay.
El PSOE se considera legitimado no por los votos sino por su historia; pero ésta deja mucho que desear, como todas, con sus luces y sombras, pese a la manipulación de la Memoria Histórica. Tampoco los votos lo legitiman todo, pese a Rousseau y la voluntad general. Las mayorías no son una bula para cualquier tipo de política, pues éstas no permiten saltarse las leyes en un Estado de derecho, incluso aunque algunos crean hacerlo por el bien general y no por un partidismo interesado. Para los funcionarios prevaricar es un delito grave, que tarde o temprano se paga, aunque siempre hay tontos útiles. Desconozco si José Manuel Sánchez cometió el delito que se le imputa; posiblemente, como dice, puede justificar todas las facturas y todos los pagos supuestamente irregulares. Desearía que así fuera, pues de lo contrario lo pasará mal y comprobará, ahora que ha perdido la alcaldía, la soledad en la que se encuentra.
No corren buenos tiempos y, probablemente, las cosas aún se pondrán peor después del 20 de noviembre, a tenor de las encuestas sobre tendencia de voto y la salida de Zapatero de la Moncloa. Por ese lado nada puede esperar, tampoco el PSOE provincial es ninguna garantía, y menos ahora que se debate en enfrentamientos internos poco propicios para la solidaridad. Quizás algunos de los cargos que acompañaron al exalcalde a los juzgados en otros tiempos, ahora hagan mutis por el foro y, cual Pilato, se laven las manos. José Manuel tendrá que presentarse solo y hacer frente con su patrimonio a los requerimientos del tribunal y a su defensa. Otros tan responsables como él dormirán tranquilos, pero al fin y al cabo la responsabilidad última es del alcalde y del secretario, éste por no advertirle de la ilegalidad de ciertos actos. La solidaridad intrapartidista ya no es lo que era. ¿Me equivoco?