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EDITORIAL

Controles contra el fraude no recaudatorios

Publicado por
León

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Las inspecciones de trabajo se han incrementado en los últimos años de un modo exponencial. Parece que la irrupción de la crisis en la economía nacional y de la provincia ha hecho que el trabajo que se lleva a cabo desde las oficinas territoriales de empleo se ha reactivado. Algo lógico, por otra parte, si se tiene en cuenta que es en estos momentos cuando más inspecciones se deben realizar porque no son pocas las empreas que, a causa precisamente de esa grave crisis, se ven obligadas a acogerse a expedientes de regulación de empleo o, lo que es aún peor, a procesos concursales.

Este frenética actividad lleva consigo, como no podía ser de otra forma, un mayor número de sanciones. La lógica es aplastante: a más controles, más sanciones, pero no es lo único que provoca el incremento en la cuantía de la infracción. En lo que va de año, los inspectores de trabajo ya han impuesto multas por valor de un millón de euros después de tramitar 461 infracciones y realizar casi 6.000 controles, en los que se han visto afectados más de 1.600 trabajadores. La fría estadística viene a demostrar dos cuestiones: la primera, que las multas son cada vez más elevadas hasta llegar incluso a doblarse o quintuplicarse en algunos casos; y la segunda, que apenas un 7% de las inspecciones acaban con sanción, lo que demuestra que en su mayoría las empresas leonesas cumplen con la legalidad.

Las inspecciones son necesarias. Una de las funciones de las administraciones es velar porque se cumpla la ley, tanto por parte del trabajador como por la empresa. Un fraude, el laboral, que está demostrado tiende a aumentar en épocas de crisis, bien desde el lado empresarial, que los hay que quieren aprovechar esta mala situación para saltarse la norma, o del trabajador, que rebaja sus pretensiones legales a fin de conseguir un puesto de trabajo. Eso es precisamente lo que deben evitar las inspecciones de trabajo: el fraude. En lo que no se pueden convertir en ningún caso es en un arma recaudatoria que venga a aumentar aún más la presión en un mercado laboral ya de por sí muy precario.

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