La política de tráfico exige criterio

El Ayuntamiento ha decidido suprimir el radar de la avenida Europa y lo ha hecho porque no hay dinero para arreglar un dispositivo que ha dejado de funcionar. A la vez anuncia la puesta en funcionamiento de otro para el próximo mes de septiembre, esta vez en las confluencias de la avenida Padre Isla con Cruz Roja de León. Bien está lo uno y lo otro. Pero la forma de actuar en un caso y en otro demuestra cierto descontrol. El radar, o fotorrojo como se les denomina porque saltan cuando el conductor pasa un semáforo en rojo, de Padre Isla lleva instalado y sin funcionar casi dos años y la única razón que se había dado es que el software a instalar era excesivamente caro y no se podía pagar. Pues que no se hubiera colocado.

En las decisiones políticas lo que no puede haber es descontrol y en este asunto de los radares no sólo existe cierto descontrol sino también falta de criterio. El tráfico es una de las complicaciones más importantes a las que deben hacer frente los ayuntamientos de las grandes ciudades y, desde luego, no puede controlarse cada día de una forma. Si el radar de la avenida Europa cumplía su función debe mantenerse, porque sino da a pensar que no era necesario y que sólo se puso con afán recaudatorio. Y lo mismo se puede decir del de Padre Isla.