Aguas turbulentas

Los socialistas no pasan por su mejor momento. El desastre electoral de mayo, que dejó a tantos en la calle, tensa las cuerdas y los enfrenta cara a las elecciones de noviembre. Ministros de Zapatero declinan la oferta de acompañar a Rubalcaba; pero esto no pueden permitírselo los que han hecho de la poltrona su medio de vida. No hay muchos puestos con posibilidades reales y por eso las luchas se dirimen a navajazos. Lo ocurrido en Zamora, donde la dirección nacional ha impuesto como candidato cunero al ministro Antonio Camacho frente a Jesús Cuadrado, ya se ha cobrado una víctima, la de su secretario provincial, que ha dimitido porque no confía, dice, en la democracia interna del partido. Aquí, el también secretario provincial y exalcalde de León pretende desplazar para el segundo puesto —el primero se asignó a José A. Alonso— a una berciana, como venía siendo habitual, lo que ha provocado una rebelión de los ahora llamados críticos.

Estos enfrentamientos fratricidas se añaden a la imagen que ofrece el obsceno espectáculo del despilfarro que los socialistas han dejado donde han gobernado. El ejemplo de Cacabelos alcanza dimensiones nacionales. No es el único ayuntamiento en dificultades, ni el único con deudas (también las tienen otros gobernados antes por el PP, como Valderas, y muchos socialistas); pero ninguno llegó a semejante grado despilfarro y caos contable. Aunque no pongo la mano en el fuego, creo en la honradez personal de José Manuel Sánchez, pero debe dar cuenta de las razones del embargo por 825.000 euros; y debe justificar el caos contable durante sus años de gobierno. No concibo que diga que tiene en casa recibos y papeles que son del ayuntamiento y no privados, ni tampoco entiendo, pese a la autonomía municipal, la falta de control por parte de la Administración del Estado.

Enfrentamientos y despilfarro, por no hablar de corrupción en otros casos, no parecen los mejores atractivos electorales del PSOE. Quizá por eso a Rubalcaba se le ha ocurrido la estratagema del impuesto sobre el patrimonio. Deseo una fiscalidad más justa y equitativa en la que los que más ganen más paguen; pero no creo que esta medida sea eficaz. No estoy en contra de los impuestos, pero primero hay que ahorrar y luego buscar más recursos, que hoy son necesarios para la inversión privada y la creación de puestos de trabajo. Parecen muy oportunas las 120 medidas de ahorro que propone una plataforma de funcionarios de Castilla y León para reducir gastos y aumentar los ingresos: menos coches y teléfonos, reducción de la publicidad institucional, eliminación de administraciones paralelas, etcétera. A esto yo añadiría una racionalización territorial de ayuntamientos y autonomías, pero el PSOE no lo hará y el PP lo dudo.