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León

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Gracias, doctor Rojo

Era el mes de abril de 1987, cuando en el Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Clínico Universitario de Valladolid sonó el teléfono. Era el doctor Rojo, del Hospital Virgen Blanca de León, que pedía un patólogo para su Servicio. Yo había acabado la residencia en febrero y me encontraba con una prórroga de contrato hasta junio.

Sin pensarlo un momento me fui a León, a un trabajo que iba a durar unos meses pero que, afortunadamente, se ha convertido ya en más de 24 años. En León me encontré con tres excelentes patólogos, siendo uno de ellos el doctor Rojo que dirigía un Servicio con una gente excepcional, constituyendo el referente de la Anatomía Patológica en León. Desde el primer momento me llamó la atención la gran vitalidad y enorme capacidad de trabajo de ese jefe, haciendo de aquel servicio una segunda casa para nosotros donde surgieron fuertes lazos de amistad.

Durante estos 24 años de convivencia cambiaron muchas cosas en el Servicio de Anatomía Patológica y en el propio Hospital. Desaparecieron las antiguas máquinas de escribir, las fichas y el papel de calco y aparecieron los ordenadores y las bases de datos. Se crearon nuevos servicios, algunos de ellos claves para nosotros como Oncología y Radioterapia, y se creó también otro servicio de Anatomía Patológica en el Hospital Princesa Sofía, con el que siempre hubo excelente relación profesional y humana, hasta el punto que cuando llegó el momento de la fusión hospitalaria fue uno de los primeros servicios en unificarse.

El doctor Rojo supo en todo momento adaptarse a las nuevas formas de trabajo, que se exigen a un servicio central de un gran hospital, lo mismo al manejo de los sistemas informáticos que a las nuevas sesiones entre servicios o a la más reciente implantación del programa de gestión de calidad.

Siempre fue un patólogo multidisciplinario, capaz de enfrentarse a cualquier problema diagnóstico, aunque en su última etapa, coincidiendo con la estructuración del servicio en áreas diagnósticas, se centró en la patología de la mama, con la que se volcó participando incluso en la elaboración de los protocolos de actuación del cáncer de mama que hizo la Junta de Castilla y León.

Ha sido su vitalidad y capacidad de ponerse en situación, la que más hemos admirado en su última etapa. Hace poco más de dos años nos reunió para comunicarnos su enfermedad, esa maldita enfermedad a la que los patólogos dedicamos nuestra vida a combatirla pero desafortunadamente no siempre lo logramos. Desde entonces ha mantenido una actitud vital que ha sido un ejemplo y una lección para todos nosotros.

El pasado 17 de septiembre falleció el doctor Francisco Fernández Rojo, a los 64 años de edad en el Hospital de León. Desde la Territorial Castellano y Leonesa de la Sociedad Española de Anatomía Patológica queremos darle un merecido reconocimiento por todo lo que ha hecho por la Anatomía Patológica en León y en nuestra Sociedad. Personalmente yo quiero darle las gracias por haber llamado aquel lejano mes de abril a Valladolid y darme así la oportunidad de formar parte de este Hospital del que estamos tan orgullosos.

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