¡Maruja!, ¿cómo va la taquilla?

Al bueno de Pepe Correa (actor de teatro ponferradino fallecido hace unos años), el frenesí inquietante de la cultura se lo aclaraba Maruja, taquillera del teatro «La Latina», cuando le respondía a su pregunta de cómo iba la taquilla. Pregunta que realizaba a diario, poco antes de comenzar la función. La cultura tiene mucho que ver con nuestros saberes y la forma de utilizarlos, por eso el saber como va la taquilla nos ayuda bastante, sobre todo cuando uno invierte «su» dinero en un proyecto cultural sea teatro, cine, danza o artes plásticas. Otra cosa es disparar con pólvora ajena. Hace unos cuatro millones de años, un hominido golpeó varias veces una piedra con otra, logrando fabricar un hacha. Este instrumento será la base de una conducta que cambiará la forma de pensar y los valores de la nueva especie humana, entregada al desarrollo tecnológico y a la aparición del lenguaje para transmitirlo. Desde ese crucial instante, hasta ahora, lo que nos ha permitido evolucionar —con los defectos que todos conocemos— ha sido, sin duda, la taquilla. Desde la cuna, los individuos nacemos con una herencia cultural, un código, como dice Edgar Morín, «que vela por la integridad y la identidad del sistema social y asegura su reproducción invariable, protegiéndolo de la incertidumbre, lo aleatorio, la confusión y el desorden».

Esa herencia cultural que hemos transmitido desde que fabricamos aquella hacha hasta el chip actual, vuelve a estar en crisis ante los graves problemas económicos que padecemos. No está en peligro la cultura —o sea, la fabricación de herramientas y la pervivencia de los mitos—, sino el conglomerado al que apellidamos cultura y en el que hemos integrado turismo, fiestas, gastronomía, naturaleza, tradiciones, etnografía, deporte, etc., cuya gestión está en manos de administraciones cuyos recursos son ahora muy escasos. Por cobrar entrada a un museo o a un monumento no se pone en riesgo el sistema cultural, sino todo lo contrario.

Porque cuando Maruja le respondía a Pepe Correa que sólo había vendido veinte entradas, a los actores se les ponía un nudo en la garganta. La taquilla nos ofrecerá más medios económicos y mostrará la verdadera dimensión de lo que interesa a los ciudadanos. Lo demás desaparecerá como el bifaz que tallaba el homínido. Decía el antropólogo Leslie A. White (estudioso de la cultura como ciencia social), que la cultura es lo que convierte la vida en algo seguro y duradero.

Por tanto, el objetivo es conservar nuestra la cultura, aún a costa de pagar más. Otra cosa es que hacemos con el dinero de la taquilla… Había que hacer algo.