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León

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u Menchu Manzano Corral, desde León, escribe lo siguiente en relación con el nuevo gobierno municipal y el alcalde: «El tuyo, el suyo, el nuestro y el vuestro, y el de todo el pueblo leonés. Bienvenido a tu tierra, a tu casa y a tu gente. Te recibimos con los brazos abiertos, una sonrisa en los labios y alegría en el corazón. Contigo se abre una nueva etapa de luz y color, de trabajo y austeridad, de paz y concordia, y sobre todo de confianza, que brilla por su ausencia. Soplan malos vientos para los políticos, propiciados por ellos mismos con su pésimo ejemplo, Pero a ti no te alcanzarán, porque tú, mi querido alcalde, dedicado a la enseñanza, educación, ética y moral, hombre de arraigadas convicciones y profundos sentimientos, elegiste el camino que mucho te honra. Me complace muy mucho ver como día a día transcurre vuestro trabajo, por cuyo motivo os felicito en los cien días no de soledad, sino de auténtico cambio a todas luces favorable, comenzando por la retirada de esas horribles macetas que rompían el entorno y la armonía de nuestra ciudad. Como buena ciudadana, me gustaría que hubiese algún buzón más, para mejorar la accesibilidad a la red pública postal.

Apoyamos las medidas tomadas por vosotros entre las que se encuentran a los policías pululando por la city a pie de calle, que nos ofrecen más seguridad, gracias al joven Gavilanes que es fantástico. El bienestar no es solamente para algunos, la tela marinera es de los leoneses a quienes nos han dejado como el gallo de morón, sin plumas y cacareando. Da tiempo al tiempo, que el tiempo, tiempo te dará. A ver cuánto tarda en colocar a cada uno en su sitio, a ver después quién es el majo que canta por soleares. De todas las maneras no nos queda más que el derecho al pataleo y el blablablá por respuesta. Mientras, seguid con vuestro trabajo para ganar nuestro respeto y afecto».

u Emiliano Pérez Cañal, como presidente de la Asociación Rural Valdueza, hace referencia en su escrito a la falta de respeto y el medio ambiente: «Quiero hacer llegar el descontento y mal- estar que ha causado entre los vecinos de San Clemente de Valdueza un grupo de moteros que el pasado sábado se dedicaron a practicar trial entre los castaños. Les pido que piensen en el trabajo que los dueños han hecho durante semanas y que no debe ser estropeado en unos minutos. Con respeto hay convivencia».

u Rosa Ana Pérez Fernández, desde Cacabelos, realiza la siguiente aclaración: «Ante la noticia incorrecta publicada el martes 27 de septiembre, apunto lo siguiente: desde hace cuatro años mi hija asiste como alumna a la escuela de música de Cacabelos y todos los meses se les ha pasado recibo al banco para lo que al principio de curso siempre nos han solicitado el número de cuenta del banco. El curso 2010-2011 se subió la mensualidad diez euros respecto al curso pasado y yo tengo todos los recibos al igual que, imagino, los demás padres, así que si alguien ha desviado ese dinero a algún lugar, no lo puedo demostrar, pero sí puedo demostrar que a nuestros hijos sí se les cobra por recibir clases de música».

u Florencio García Renedo escribe sobre los peligros en carreteras de montaña: «Quiero advertir sobre las dificultades añadidas a esta carretera de alta montaña: ausencia de rejillas en los sumideros, desprendimientos de piedras que por su gran tamaño no se pueden retirar, cable de telefonía tirado por la cuneta. Teniendo en cuenta que es necesario salirse de la zona asfaltada al cruzarse con otro vehículo, comprenderán lo importante que es solucionar estos problemas de cara al invierno».

u Alejandro Pérez Morán entra de lleno en su escrito en el debate político nacional: «Tranquilos hermanos, han llegado los salvadores. Ellos nos llevarán por el buen camino, tienen la solución. En sus manos portan sendas tijeras de plata, con ellas recortarán gastos y derechos, cercenarán el miembro infectado, eliminarán de raíz todos los males. Inventaron tramas terroristas mundiales y suprimieron hasta el último resquicio de privacidad y dignidad que nos quedaba. Consiguieron desnudarnos para protegernos de nosotros mismos. Y nosotros consentimos. Maquinaron pandemias mortales y nos vacunaron casi obligatoriamente para evitar que enfermáramos. Malgastaron o biengastaron el erario público para enriquecer a sus amigos farmacéuticos. Las maldiciones de las mil gripes: A, porcina, aviar… no llegaron. Y nosotros comulgamos. Diseñaron una crisis económica mundial o al menos no intentaron evitarla. ¿Para qué frenarla? Mejor aprovechar su existencia para justificar cualquier error y pergeñar la más pérfida solución: volver al pasado. Dar marcha atrás en la historia, llevarnos de nuevo al mundo de la inquisición, del absolutismo, de la esclavitud y de la mansedumbre de pensamiento. Ya no podíamos permitirnos derechos sociales, ni sanidad pública, ni derechos laborales. Pero había que proteger a los bancos. Y nosotros asentimos. Buscaron sectores de la sociedad no muy respetados, queridos o simplemente que los demás envidiaban y nos los echaron a los leones en el circo mediático. Como lo hizo Nerón con los cristianos, Hitler con los judíos, Bush con los musulmanes… y les está funcionando. Y nosotros aplaudimos. Funcionarios, profesores, personal sanitario, trabajadores en general, discapacitados, pensionistas, ancianos, emigrantes… Descansen en paz. Recemos una oración por sus almas, por nuestras almas: ‘Empobrecednos cuanto antes, acabad de una vez. Pues de nuestra pobreza nacerá vuestra ruina’».