EN BLANCO
En blanco y negro
Vivimos un momento social y económico en que, por decirlo de forma clásica, la Magdalena no está para tafetanes. O, explicándolo de una manera igualmente gráfica, este mundo parece haberse descoyuntado a causa de un torbellino financiero que nos tiene a los pies de los caballos. La desprestigiada clase política, acostumbrada a convidar con carne ajena, no se encuentra en estos instantes subida precisamente a la ola de la popularidad, pero en ciertas ocasiones es capaz de emitir una ráfaga de lucidez que tomó forma en el impresionante Musac, auténtico palacio del siglo XXI nacido para ser santuario laico de todas las tendencias artísticas y pelajes creativos. Su envoltorio de lujo, premiado arquitectónicamente a nivel internacional, trajo muchas arrobas de esperanza a una ciudad que, a la hora de ofrecerse al exterior, aún seguía anclada en el viejo eslogan que a día de hoy desprende un aroma a naftalina de la rancia: «Tres cosas hay en León que causan admiración, la Catedral, San Isidoro y el buen vino servido en porrón».
Con la asistencia de la consejera de Cultura de la Junta, Alicia García, el Musac ha presentado a lo grande su oferta expositiva para el curso actual, a base de una programación de perfiles irremediablemente vanguardistas pensada para combatir la ramplonería intelectual imperante. Entre tanta modernidad tiene un hueco el trabajo de Daniel G. Andújar, un creador de gran pedigrí internacional que rescata, en este caso, un repertorio de imágenes y tesoros documentales de aquel León en blanco y negro. Entre las distintas fotografías podemos distinguir a un jovencito Durruti en sus tiempos de aplicado obrero, libros de la época, paradas franquistoides o los experimentos militares llevados a cabo por la Legión Cóndor con motivo de nuestra Guerra Civil o Incivil, que dicen algunos. Un muestrario de recuerdos y nostalgias, en fin, que bien merece un detenido vistazo.