Diario de León
Publicado por
ANTONIO CASADO
León

Creado:

Actualizado:

Amedida que se ha ido despidiendo Rodríguez Zapatero de la vida política y se ha ido haciendo verosímil la barrida del PP en las próximas elecciones generales, las del 20 de noviembre, también ha ido cambiando el discurso del aspirante, Mariano Rajoy. Nada que ver con aquel que acusaba al Gobierno Zapatero de todos los males sin mezcla de bien alguno, o aquel que prometía el advenimiento de todos los bienes, sin mezcla de mal alguno, cuando el Partido Popular ganase las elecciones generales.

El Rajoy que antes decía «sé lo que hay que hacer para salir de la crisis», ahora se remite a las condiciones económicas, o sea, al contexto de la crisis. El Rajoy que antes anunciaba a los cuatro vientos que el PP sanearía la economía en dos años, como hizo en 1996, alega ahora que no existen las varitas mágicas. Y, en fin, el Rajoy que antes decía que el problema no era la economía sino Zapatero, lo utiliza ahora como excusa preventiva, justamente ahora que tiene un pie fuera de Moncloa. De ahí lo de «herencia envenenada», que ya ha empezado a pregonar sin haber pasado siquiera por las urnas.

Es lo último en el relato de la selectiva memoria del PP en clave electoral: «No sabemos lo que nos vamos a encontrar», dice la nueva banda sonora del PP a medida que se acerca el 20-N. Es la excusa preventiva de la que se está abusando en vez de hacer propuestas concretas. De eso andamos ayunos. Y la única vez que ha aparecido alguna, la han tenido que desmentir veinticuatro horas después, como ocurrió con el famoso ofertón de los tres millones y medio de puestos de trabajo anunciados por el portavoz oficial del partido, Esteban González Pons.

En el PP no quieren que eso vuelva a ocurrir. Así que han redoblado las precauciones para centrarse más en declarar intenciones que en concretar propuestas. Así que del «ofertón» hemos pasado al «depende», especialmente notorio en el discurso del candidato Rajoy, cuando le preguntan si mantendrá la congelación de las pensiones, la rebaja del sueldo a los funcionarios, el impuesto de patrimonio, etcétera.

Un «depende» que se está haciendo particularmente peligroso para la causa electoral del PP en el caso del supuesto desmantelamiento del Estado del Bienestar, que es una acusación concreta del candidato socialista, Pérez Rubalcaba, no expresamente rebatida por Mariano Rajoy. La réplica oficial del partido, expresada en la voz de González Pons y otros dirigentes de segunda fila, consiste en devolver la pelota con el argumento de que Zapatero ya pasó la guadaña antes de que lo hiciera el PP en las Autonomías donde gobierna. Esa verdad sólo sirve para igualar a unos y otros en la imperiosa necesidad de acometer los recortes. ¿Pero dónde recortar? Ahí está el quid de la cuestión no resuelta de momento. Se trata de saber si es cierto que el PP mete la motosierra en el tronco del árbol (sanidad y educación), mientras que el Gobierno socialista solo lo hizo en las ramas.

tracking