Una inversión sanitaria con interrogantes

Cuando las obras del Hospital de León —que ya sobrepasan largamente la década— parece que se asoman al final surgen nuevos interrogantes sobre la idoneidad del proyecto iniciado en su día por el Gobierno central del PP y continuado por la Junta de Castilla y León por la transferencia de las competencias en materia de sanidad. Desde el primer momento se alzaron voces reclamando un edificio de nueva planta y nunca han faltado las críticas porque las obras parecían no tener fin.

Ahora, cuando se aventura una inauguración reiteradamente aplazada, nuevos datos cuestionan aún más el proyecto. Y es que las obras de ampliación del Hospital de León incluyeron la construcción de dos sedes para otras tantas unidades hospitalarias —una Unidad Penitenciaria y otra de Cirugía Mayor Ambulatoria— que no tendrán el fin previsto por la falta del personal necesario.

Las estrecheces presupuestarias derivadas de los ajustes obligan a extremar el rigor sobre los nuevos gastos y desde la propia Consejería de Sanidad se confirmaba ayer que «cualquier acción que conlleve incremento de plantilla debe ser valorada suficientemente antes de su puesta en marcha». Y es que serían necesarios 20 enfermeros para que los servicios previstos se puedan poner en marcha.

Por tanto los servicios penitenciarios permanecerán de momento en sus viejas ubicaciones y las inversiones realizadas dormirán el sueño de los justos alimentando los argumentos de quiénes siempre han cuestionado sobre la idoneidad del proyecto ideado para el primer hospital de la provincia.

Y en el caso de Cirugía Mayor Ambulatoria —una unidad que descongestiona los servicios quirúrgicos y facilita las intervenciones sin hospitalización—, la situación seguirá siendo precaria ya que deberá compartir el espacio físico y el personal con otras unidades.

La Junta mantiene el discurso sobre que ni a Educación ni a Sanidad llegarán los recortes. Pero las tijeras ya se asoman, al menos, cuando se habla de avances y mejoras para el ciudadano.