Hasta siempre, Cuende

Tu voz se ha callado, pero tu corazón seguirá entre nosotros». (R.Tagore).

La verdad no tengo palabras para narrar la emoción que he sentido cuando te he visto muerto, dentro de tu caja mortuoria, parecía que no te habías ido, tuve la sensación de que me estabas gastando una broma de mal gusto. Parece impensable que con esa sonrisa socarrona que tenías yacente ya no estuvieses aquí, con tu gente, con tu familia y como no con tus compañeros socialistas. Que cosas tiene el destino, que pronto te has marchado, quizá ya no querías ver a mucha gente y sobre todo a alguien que se dicen compañeros y no son más que una banda de neoliberales que van a lo suyo ¿tu crees que alguno de estos sabe algo de la idea socialista?. Este pensamiento que tanto nos unió a ti y a mí, ya no son tan duros como tú, tú si luchaste a tope por el bienestar de todos, por la igualdad y la defensa de las libertades. Pero bueno Antonio, para que comemos más el tarro, ten por seguro que el tiempo nos dará la razón en nuestra apuesta por que todos los hombres seamos iguales, que tengamos los mismos derechos y deberes.

Cuantas veces me contaste tu llegada a Valderas con tus padres y tu hermano en León. Me decías que llegasteis huyendo de la represión que los falangistas ejercieron sobre tu padre por sus ideas socialistas. Tu Caborana natal, del Concejo de Moreda de Aller se había vuelto hostil para vosotros, los vencedores de la insurrección os hacían la vida imposible y el señor Eutiquio y tu madre buscaron el refugio y la paz junto a su familia de Valderas. Así y todo tu padre no pudo eludir la cárcel, Astorga fue testigo de la larga temporada que lo tuvieron detenido, delito que le acusaban, defender a los más pobres.

¿Te acuerdas Antonio como luchábamos por nuestras ideas progresistas? No se me olvidará jamás la campaña municipal del 79, éramos candidatos a alcaldes los dos, pedimos el voto a todos, jamás olvidaré la reunión con el patriarca de los gitanos, nos trataron bien nos invitaron a café y a una copa de Magno, pero creo que no nos votaron, pero es igual, siempre les hemos seguido respetando.

Tu siempre has querido lo mejor para todos, en ello iba tu deseo de prosperidad «para toda la Tierra de Campos».

A veces la vida no te trató bien, la mala suerte se cebó en ti y en tu familia, vaya golpe traidor fue para vosotros la trágica muerte de tu hijo Toñín, cuando aún era un niño, sólo tenía 23 años.

Pero también ahí demostraste tu fuerza de voluntad y saliste para delante como los valientes, nadie notó en ti el mínimo desmayo.

Son tantas las anécdotas y vivencias que podemos contar amigo Cuende que necesitaría un cuaderno entero para escribirlas. De lo que estoy seguro es de tu buen hacer por todo el mundo, nunca fallaste ante ningún compromiso, eras un hombre de palabra y un buen socialista, te venía de casta. Cuanta veces me dijiste que en Moreda fuiste inscrito en el Registro Civil como Antonio Lenin y tu hermano como León Tronski, con estos segundos nombres no podíais fallar, lástima que con la dura dictadura franquista no los pudieseis utilizar, os despojó hasta de vuestro segundo nombre.

Duros años aquellos, amigo Antonio, pero a ti nunca te doblegaron, esperaste la muerte de Franco (a todo su marranico le llega su san Martín) para salir a la calle y enseñarnos a todos lo que es la justicia social y la libertad. Pero bueno Cuende no es este el momento de hablar de penas, los que cumplen con su deber mueren satisfechos, pues su simiente algún día engendrará y veremos un mundo lleno de hombres y mujeres felices que con el puño en alto cantarán la libertad, la igualdad y el bienestar social, todo sobre un campo lleno de rosas rojas.

Un consejo Antonio, donde estés cuida tu carácter, por que Benita me ha dicho que últimamente tenía malas pulgas, tranqui colega procura tener mano izquierda y que los que están contigo te quieran, no busques bronca, que tu siempre me has dicho que no conducen a nada. Cuende nunca te olvidaré, ni yo ni el resto de compañeros socialistas, tu siempre nos diste ejemplo e intentaremos continuarlo cuando nos veamos tu y yo la próxima vez ya tomaremos un «prieto picudo» de Valderas y brindaremos por la libertad.