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León

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Es el encargado de dirigir la Consejería de mayor envergadura inversora de la Junta: Fomento y Medio Ambiente, y Antonio Silván sabe que ésta será una Legislatura complicada, porque se imponen recortes que permitan superar la crisis económica. La administración pública, y la Junta de Castilla y León no es una excepción, se ha quedado sin dinero para acometer muchas de las infraestructuras que tenían en cartera.

El consejero de Fomento y Medio Ambiente lo sabe y es el primero que habla de racionalizar y de priorizar. Dos palabras que los políticos se están aprendiendo a pasos agigantados. Priorizar en lo «esencial», dice Silván, que fija ese interés general en la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales, como básicos.

El movimiento se demuestra andando y habrá que esperar al final de la Legislatura para calificar la gestión del consejero leonés, pero los primeros pasos dados indican que va por el buen camino. Reducción de cargos y de centros directivos y la eliminación de empresas públicas son el ejemplo a seguir.

Pero, además, las administraciones deben seguir haciendo obras, que también las hay básicas en Fomento y Medio Ambiente. Ese es el reto: saber hacer más con menos.