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Publicado por
ANTONIO PAPELL
León

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Incluso quienes hemos mantenido cierta suspicacia hacia el 15M por nuestra convicción en la validez del sistema de partidos políticos y en la primacía de la democracia semidirecta, parlamentaria, sobre la directa, asamblearia, hemos de reconocer la trascendencia de las movilizaciones de los «indignados», que han sembrado un germen de exigencia y sentido de responsabilidad que sin duda impedirá que todo siga igual en la política democrática, tanto en Europa como en los Estados Unidos. En Francia, venimos de asistir a un espectáculo sin precedentes que no se explicaría de otro modo. Unos dos millones de ciudadanos han votado espontáneamente en las primarias organizadas por el Partido Socialista Francés para elegir al candidato que se enfrentará el próximo año al conservador Sarkozy (una vez descartado el que fue candidato favorito, Dominque Strauss-Kahn).

Tal ritual, abierto no sólo a los militantes sino también a los simpatizantes de la gran formación de centro-izquierda, que lleva 17 años en la oposición, fue impulsado por un valor emergente, Arnaud Montebourg, antiguo portavoz de la candidata presidencial Ségolène Royal y actualmente en sintonía con los «indignados» franceses y líder del ala izquierda del PS. Este político potente de 48 años y casi dos metros de estatura mantiene un discurso radical , heterodoxo: se define neoproteccionista europeo —o desglobalizador, término que va haciendo fortuna— en el sentido que aplican Brasil o la India, y reformador ecologista; propugna una VI República más democrática y limpia de corrupción, con más poder de los ciudadanos sobre los cargos electos, y pretende embridar a los bancos y controlar el librecambio para poner fin a los abusos del sistema financiero

Como es conocido, en la primera vuelta de las primarias, celebradas el domingo, salió victorioso (con un 39%) François Hollande, ex primer secretario del PS y un moderado que abandera el estandarte de la socialdemocracia reformista. Cerca (con el 31%) quedó la actual primera secretaria del PS, Martine Aubry, hija de Jacques Delors, histórica del socialismo, ministra con Jospin. En tercer lugar, con el 17%, quedó Montebourg, junto a Ségolène (7%) —desfondada después de haber dilapidado su liderazgo—, Manuel Valls (6%) y Jean-Michel Baylet(1%).

El espectáculo democrático francés ha hecho escuela: el Partido Socialista de Cataluña (PSC) acaba de anunciar que pretende introducir esta nueva cultura política en el Congreso que, tras sucesivos aplazamientos, se celebrará el 18 de diciembre. Los tres aspirantes a asumir la primera secretaría del partido, Ángel Ros (alcalde de Lérida), Pere Navarro (alcalde de Terrassa) y Joan Ignasi Elena (líder del catalanista Nou Cicle), propondrán la celebración de primarias.

La democracia debe evolucionar para seguir las exigencias crecientes de participación. Felizmente, los políticos están empezando a entenderlo.