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Publicado por
pedro vicente
León

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Sin apenas tensiones internas, al menos conocidas, el PP de Castilla y León ha cerrado sus listas para el 20-N. Nadie ha rechistado ante el método «digital» de seleccionar los candidatos, ni siquiera los teóricamente damnificados por el aterrizaje de tres «cuneros», tres, y además de medio pelo, en la comunidad. (Aunque la adopción de un «cunero» siempre tiene algo de desdoro para los militantes del partido en la circunscripción, no es lo mismo asumir a un ministro o a un político de cierto fuste que tragar con medianías desconocidas, como es el caso de los paracaidistas que acaban de caer en Zamora, Ávila y Segovia).

Paralelamente, el PP ha aprovechado la «renovación» de las listas para reajustar algunas piezas pendientes de reubicar tras las pasadas elecciones autonómicas. Cuatro procuradoras por otras tantas provincias, el director general de Protección Civil, Luis Aznar, y los delegados territoriales de la Junta en León y Burgos, saldrán elegidos diputados o senadores. Pero, de hacer caso a los rumores, estos reajustes sólo serían un anticipo de otros más amplios y de mayor calado que pueden producirse después del 20-N, una vez que Rajoy se instale en los aposentos de La Moncloa.

Aparte de quienes ocupen los principales puestos de la Administración central en la Comunidad (delegado y subdelegados del Gobierno, presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero, etc.), la mera lógica estadística hace pensar que algunos altos cargos de la Junta acabarán en Madrid. Lo que falta por ver es el rango de los que den el salto.

Uno de los rumores que circula con mayor insistencia es el que sitúa en ese tránsito al consejero de Economía, Tomás Villanueva. Es evidente que, después de 16 años en el gobierno regional y tras fracasos como el cosechado en torno a las cajas de ahorro, el ciclo político de Villanueva en la Junta está completamente agotado. Y pudiera ser que Herrera, tan bondadoso cuando quiere, en lugar de relevarlo tras las elecciones autonómicas, lo haya mantenido hasta las generales para proporcionarle una salida más airosa. Es una hipótesis tan verosímil como la de que el consejero de Economía continúe como si nada.

Pero puestos a especular, hagámoslo por todo lo alto: ¿Qué pasaría si Mariano Rajoy se lleva a Juan Vicente Herrera a su gobierno? Es otra hipótesis a mi juicio nada inverosímil, habida cuenta de que más pronto que tarde el PP tendrá que resolver el problema de la sucesión en Castilla y León y de que a Herrera presumiblemente no le apetezca nada afrontar la etapa de recortes sociales que nos espera con toda su crudeza a partir de enero. Estaríamos ante una situación similar a la que se produjo cuando en el 2001 Aznar nombró ministro a Juan José Lucas.

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