Diario de León
Publicado por
FELIPE RAMOS
León

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Con cubos y pequeñas mangueras. Así es como se vieron obligados a atacar el fuego que amenazaba sus casas los vecinos de Ferral del Bernesga, mientras a apenas dos kilómetros un destacamento de la Unidad Militar de Emergencias se afanaba en prepararse por si debía intervenir, caso de que las llamas llegaran a las inmediaciones del cuartel.

La historia así contada puede parecer un esperpento o una narración del teatro del absurdo. Nada más lejos de la realidad. Sucedió, ocurrió y fue aquí, cerca de la capital, no en montañas muy lejanas, que diría el otro. Tres horas, ni una más ni una menos, tardó en actuar la UME en ese incendio que tenía a sus puertas. ¿La razón? El protocolo, el maldito protocolo administrativo, que en este caso bien podría llamarse ‘protoculo’.

Y es que se da la circunstancia de que para que la Unidad intervenga, la Junta debe pedirlo al Ministerio de Interior, que después se lo comunica al de Defensa, del que depende la UME y que es quien finalmente da el visto bueno. Pero, claro, resulta que los que dirigen la Protección Civil de aquí no avisan a la UME mientras el incendio no es declarado de nivel 2.

Vamos, un verdadero galimatías, un despropósito que a buen seguro hará que el ciudadano que tuvo que tirar de cubo de agua se acuerde de la familia de más de alguno de los que dirigen las administraciones. ¿Cómo es posible que la Junta decida no llamar a la UME cuando el incendio está a las puertas del cuartel? ¿Y cómo es posible que nadie de la UME actuara sin tener en cuenta el protocolo ante una situación así? Sólo en la sinrazón de este galimatías administrativo en el que se ha convertido el Estado de las Autonomías se puede entender lo que sucedió ayer en Ferral.

A los políticos se les elige para que gestionen y una de las razones de su trabajo diario debe ser la de servir al ciudadano, para facilitarles la vida, aunque los políticos sólo se acuerdan del ciudadano cada cuatro años.

Pero si de recuerdos se habla, hoy el mío va dirigido a las 829 víctimas, 21 de ellas leonesas, que se han llevado los terroristas de ETA en sus 52 años de crímenes, de asesinatos injustificados, de tiros en la nuca, de secuestros, de extorsiones, de amenazas. Hoy más que nunca, el recuerdo camina hacia las familias como la del comandante Cortizo o la del funcionario de prisiones, Máximo Casado, o la del joven guardia civil asesinado en Francia, Raúl Centeno. Y así, hasta 21. Vaya por ellos este in memoriam.

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