HISTORIASDEL REINO
¿Qué nos pasa?
Cuando a través de los medios de comunicación tenemos noticia de la decapitación de una niña de casi dos años a manos de su propio padre y en presencia de su hermana de seis años, que continuó viendo la tele como si nada junto a su hermana muerta, y a un padre perdido el juicio, según él, por posesión diabólica.
Algo tan monstruoso no puede pasar entre las páginas de un diario o en dos minutos de radio o televisión, como quien advierte que Grecia goza de nuevo ministro o que en la tierra de Obama un presidenciable hasta desconoce los ministerios a suprimir en su futuro gobierno.
Desafortunadamente, solemos estremecernos y mirar hacia otro lado, horrorizados por toda la oscuridad presente en el alma humana, por esa delgada línea en permanente movimiento que separa el bien del mal, lo negro y lo blanco. Mas nada hacemos para cambiarlo, para zarandear a una sociedad inmersa en el vacío, que educa a sus hijos frente al televisor mientras los padres apenas gozan de vida familiar que compartir con los suyos, esclavizados a una rutina laboral que, en el mejor de los casos, les apresa durante la práctica totalidad del día y apenas les deja tiempo para eso, para vivir.
Si los niños nos duelen todavía, los casos de maltrato a las mujeres aún se deslizan más rápido si cabe entre las hojas de los periódicos, tan acostumbrados nos encontramos a ello, a escuchar, leer, conocer historias de agresiones de violencia machista que hasta comentamos los paralelismos con otras, sacudimos la cabeza, culpamos a otro y a continuar el camino. Un camino que cada vez nos separa más de aquellos que necesitan de nosotros, de la sociedad, para levantarse y no caer. Porque en el pack de las mujeres maltratadas acostumbran a incluir por el mismo precio a los hijos que presencian el maltrato…o lo sufren en sus propias carnes.
Recientemente, Adavas, a través de su presidenta Carmen Carlón, denunciaba las leves penas que aplica la justicia a muchos casos de maltrato. Citaba una serie de cifras escalofriantes: en una docena de años, y éste todavía no ha terminado, llevamos 805 mujeres asesinadas en nuestro país. Dos décadas lleva de trabajo esta asociación leonesa que lucha por superar tópicos mentales y apoyar a las agredidas y a su entorno.
Carlón advertía, a través de un ejemplo en carne viva para todos los españoles como es el de ETA, que ha dejado en su medio siglo de sangriento paso por el mundo 829 fallecidos, amén de centenares de heridos y otras víctimas, que, si comparamos esas cifras, 50 años de ETA suponen casi lo mismo que 12 años de maltrato a la mujer. Podrán excusarse en que se trata de asesinos. Respondan entonces conmigo a esta pregunta: ¿y cómo llamarían a quien degüella a su hija o apuñala casi cien veces a su mujer en presencia de los niños?