Al calor del partido

José Antonio Alonso, juez de profesión, no gana para disgustos como candidato. Primero fueron las peleas —no las del slogan electoral «pelea por lo que quieres», sino las de su propio partido en la confección de listas, que estuvieron a punto de romperlo—, luego la dimisión del número dos y secretario provincial del PSOE, Francisco Fernández, por la millonaria jubilación de Caja España. Ahora la contratación por Ciuden de Belén Fernández, que fue vicesecretaria del partido socialista y exalcadesa de Cabañas Raras hasta las pasadas elecciones, como técnica de relaciones institucionales ¡Jo, qué cosa!. Si con lo del ex alcalde de León miró hacia otro lado hasta que aquél renunció por el dinero, con lo de Belén Alonso no se ha atrevido a tanto y ha pedido explicaciones a ella y a Ciuden, aunque luego donde dije digo...: no permitiré, amenazó (¿Cómo juez? ¿Cómo político?), que empañen Ciuden.

El director de Ciuden, el inefable comisario político José Ángel Azuara, contestó amablemente a Alonso que se había hecho con transparencia; y de forma agria al candidato del PP, Alfredo Prada, quien denunció que Ciuden más que capturar CO² parece una agencia de repesca de políticos del PSOE desfenestrados por las urnas. Le ha conminado a decir nombres, si los sabe. Animo a Azuara a que publique la lista de esos doscientos que, según sus palabras, trabajan en Ciuden, y entonces podemos conocer, dada la opacidad de los nombramientos, lo que hay. Recuerdo al principio protestas sindicales luego silenciadas sobre esa contratación irregular. Por si hubiera dudas, le doy los casos de un ex alcalde y un exconcejal socialista de Cacabelos; también el de Belén Fernández. Lo de la mujer del César tiene un final poco conocido: la defensa pública de César y la de su repudio privado después.

En el debate entre Rubalcaba y Rajoy, éste denunció la política de Zapatero de colocar en empresas públicas y organismos internacionales a políticos socialistas, que perdieron sus prebendas o están a punto de perderlas por fracasos electorales. Hay casos llamativos como el de Bibiana Aido en la ONU o el que se busca para Leire Pajín en Unicef, pero su número es tal que el PP ha tenido que denunciarlo públicamente. Los socialistas buscan, a codazo limpio y sin sonrojarse, el calorcillo donde pasar el largo invierno. También lo pretende Belén Fernández, con méritos discutibles (sobre sus títulos hay rumores para todos los gustos); pero aunque fueran ciertos no es decente hacerlo así. La justificación, que solo utilizan cuando les conviene, de que los del PSOE también tienen derecho al trabajo es una burla en un país de cinco millones de parados. Tras las elecciones del día 20, si gobierna Rajoy debe poner orden en todos estos nombramientos irregulares.