Dar leche, recibir leches

Deambulaba quien estas líneas escribe por la tierra de nadie de la situación económica actual, cuando sobre la mesa de los datos se acomodaron los del desempleo, los de Cáritas, los que nos llegan de Europa a propósito de la leche. Sonrisas y lágrimas, no sé en qué orden.

Cuentan quienes de verdad mandan que hay que reventar el euro a cualquier precio para reflotar el dólar, que Europa debe ser dinamitada económicamente en esta Tercera Guerra Mundial sin bajas en el frente de las trincheras. También que nuestro presidente in pectore, Mariano Rajoy, se debate entre si debe o no aceptar los microsueldos que propone el eje franco-alemán de a menos de 400 euros full time sin descansos, a ser posible. En definitiva, una nueva vuelta al siglo XIX. Total, no hay tanta diferencia: cambiar el palito de la derecha al centro y acomodarlo entre las equis. Cuando la presión convierta en olla burbujeante la situación límite de millones de familias, pues esos 400 euros del ala supondrán la salvación. Y agradecidos, oiga, porque el 31% de los indígenas de Iberia tienen un nivel de formación superior al que exige su empleo, casi el doble que el resto de Europa. Así que si se han formado, pues a revolver con agua el ajo, que el amo no necesita esclavos cultos y formados. Y a 400 el mes, que van que chutan estos chulitos con másteres e idiomas. Del resto, nada decimos. Baste la reflexión del lector.

Agradecidos, sí, de los futuros microsueldos y de no formar parte de las más de 16.000 personas sin hogar que deambulan por las calles de Castilla y León. Un crecimiento del 21,5% en cuatro años. No está mal tampoco el dato. Aunque el mejor nos llega desde la hermana Asturias, con el ejemplo de Pedro Castillo, un jubilado de Ensidesa, que acaba de donar su paga extraordinaria para los más necesitados. Ya podían aprender los que ganan más de un jornal mensual. Y me vienen varios nombres a la memoria.

Y después de recibir tantas leches sobre los lomos, a los leoneses, al menos, nos resta el consuelo de una regalía europea también, pues sus Parlamento y Consejo de Ministros han acordado mejorar las relaciones entre los ganaderos y la industria láctea, para reforzar la posición de los productores y blindarles ante los excesos de las grandes compañías, que pagan a maravedí el litro y lo venden a quilate al consumidor. Lar, y otras cooperativas de esta provincia, amén de asociaciones como Asaja, llevan tiempo denunciando la situación, reclamando soluciones que, lejos de obligarles a abandonar las explotaciones y sus negocios en los tiempos que corren, pudieran garantizar continuidad en un futuro que apunta más al autoabastecimiento tipo Franco que a la importación. 900 ganaderos leoneses respiran hoy un poco más tranquilos. Al final, dar leche-recibir leches.