La opinión del lector
Al concejal de la UPL
La mediática sorprende a diario con la oposición municipal de su partido, centralizado en una minoría de votos, más bien producto del equívoco de los votantes distraídos o resultado del entorno familiar de la clientela afiliada. Ocurre sobre todo en la política de los pueblos. Unas veces por abajo, un tanto nostálgico con el desaparecido césped que nos dejó, como herencia en la ribera del Bernesga, embobado en el traslado póstumo innecesario del puente, aún sin pagar con la excusa del desaprovechado Plan E, tan socorrido para solventar las imputaciones aupadas en la auditoría reciente.
Todo era gratis por lo que va saliendo a la luz sobre la legislatura pasada, pero las gavetas aparecen llenas de documentos enrojecidos de números negativos o morados muy acordes con Adviento. Culpamos a las alfombras rojas sin sacudir por la bicefalia en el corto recorrido.
Lo confirmó claro su compañera ahora en los madriles. Tanto amiguete entre los 1.900 habitantes de la «grillera», casi nunca visto, ponía los pelos de punta por el «bien hacer» del responsable jefe de fila, y los traumas que originaba en el presente y hacia el futuro próximo, poco adivinado.
Otras veces la queja se estrella contra la luminotecnia escasa. Olvida que la bajada de los voltios ordinarios y extranavideños comenzó en su legislatura, principalmente en los barrios periféricos. Eso a diario que es más importante que el eventual navideño nocturno. Hay que pasear la periferia, sin macetones e iluminación debida. Pues los lugares con tales adornos, no provocaban atracción turística.
Menos mal que en algunas calles y avenidas se ha hecho en poco tiempo el claro y saben los conductores a qué atenerse sin multas y vaivenes serpeantes a derecha e izquierda con oclusión de calles adyacentes y Michaisa recién inaugurada. A salvo la excepción avisada por el barrio sufriente de Puente Castro.
Parece pronto empezar a pedir bajas institucionales con tan poca respresentación municipal y con la consciencia del respeto existente con los antecesores. Se amontona el trabajo en Poridad y sus dependencias exteriores, señor concejal. Ahora se conforman con la crítica destructiva, la que no se necesita para salir del atolladero sutilmente tapado. Y no fue por falta de avisos previos repetidos.
Ni siquiera la primera debacle les sirvió de augurio. Recuerde lo del espejo, y evitará la tercera y definitiva caída, pues no hay dos sin tres.