Una terminal con difícil justificación

En el catálogo de grandes despilfarros de los últimos años en España suele asomarse con frecuencia, incluso en ocasiones en la prensa internacional, el aeropuerto de La Virgen del Camino. El ingente gasto realizado en la ampliación de la pista y posteriormente en la nueva terminal del aeropuerto leonés ha sido criticado largamente cuando se ha contrastado con el volumen de actividad que tienen las instalaciones. En el último balance mensual ni siquiera se alcanzaban el nivel de 6.000 usuarios para el aeropuerto de La Virgen del Camino. Y es que las instalaciones estrenadas el 1 de junio de 1999, la primitiva terminal, tenía capacidad para operar hasta 80 vuelos al día, un total de cinco a la hora, una cifra que sorprende cuando doce años después se analiza la evolución que ha registrado el aeropuerto leonés.

Es difícil explicar el gasto realizado en la nueva terminal si se contrasta con la ralentización que han sufrido otras infraestructuras previstas para León como las autovías hacia Valladolid, La Robla, Portugal y Orense, o la llegada del AVE y su integración en la capital. Son proyectos que no recibieron el mismo tratamiento que el aeropuerto y que ahora, en época de vacas flacas , se ven condenados a la ralentización o incluso al olvido porque no se hicieron cuando sí era posible la inversión para el Estado a pesar de los reiterados plazos marcados y que fueron sucesivamente incumplidos.

La provincia de León se ve de este modo sumida en una situación de carencias de otras infraestructuras más necesarias y que de momento todo apunta que no llegarán.

Ahora León tiene jaula pero no tiene pájaros y es realmente llamativo que ninguna empresa se interese por utilizar las flamantes instalaciones de La Virgen del Camino cuando se ofertan ayudas públicas para atraer nuevos vuelos. Así la terminal tiene una difícil justificación.