Cerrar
Publicado por
esther esteban
León

Creado:

Actualizado:

Ha sido un arranque de legislatura extraño. Primero la presencia en el Congreso, 18 años después, de Batasuna, travestida de Amaiur. Después la forma variopinta con la que una veintena de diputados han jurado o prometido su cargo y, por último, la polémica sobre quienes podían formar o no grupo parlamentario. Estos días en el Congreso se respira un aire extraño. La galbana habitual de las dos últimas legislaturas ha dado paso a un nerviosismo palpable, espeso y hasta tenso.

Todos andan desconcertados, como perdidos, en sus particulares circunstancias. Los que dejan el Gobierno no pueden disimular el vértigo que les produce su incierto futuro. ¡Es el mundo al revés!. Los ministros buscan miradas cómplices de los periodistas —de los que hasta ahora huían como de la peste—, mientras nosotros, los plumillas, nos interesamos mucho más por los ministrables, que a su vez se esconden por los rincones, sabedores de que salir en algunas quinielas es mas perjudicial que beneficioso para estar, finalmente, entre los elegidos.

Los nuevos diputados, algunos novatos, pero otros muchos con amplia experiencia de gestión en ayuntamientos y autonomías están clarísimamente, fuera de su ambiente. Apenas se mezclan, salvo con los afines, y mucho menos se prestan a hacer los habituales corrillos políticos o mediáticos. Eso sí, hay notables diferencias entres ganadores y perdedores.

El aislamiento es total conAmaiur. Están solos por lo que son y representan. Lo saben y les importa un pito.

El desconcierto es general y no solo entre sus señorías. Los servicios de prensa, policías, ujieres y el resto de los trabajadores se esmeran más que nunca en controlar quien entra y sale del edificio de la Carrera de San Jerónimo. Salvo que se identifiquen como diputados muchos de ellos son desconocidos lo cual da lugar a escenas propias del camarote de los hermanos Marx. Y por si fuera poco las fechas no ayudan. Es Navidad pero muchos no se comerán el turrón en sus cargos y otros no podrán celebrarlo por aquello del qué dirán. Todo es extraño, muy extraño. Los únicos que permanecen imperturbables en la Camara Baja son los leones.