Urgencias

Como su propio nombre indica las urgencias son eso: lo que no puede esperar. Por eso es difícil de entender que quienes acuden al servicio de ese nombre en el Hospital de León tarden tanto en ser atendidos.

La experiencia me dice que casi nunca se sale de allí antes de que hayan pasado cuatro horas (se sale, o la urgencia pasa a ser un ingreso), por eso algo no funciona cuando se dobla ese tiempo. Me pregunto si todos los que acuden lo hacen porque su dolencia no puede esperar o porque son ellos los que no pueden esperar a la consulta del día siguiente o dos días más tarde si es fin de semana.

Lo cierto es que colapsamos un servicio que se supone que debe dar rápida respuesta a las necesidades realmente urgentes. Hace unos días Carmen Tapia publicaba aquí un reportaje en el que decía que el Servicio de Urgencias del complejo hospitalario de León capital atendía una media diaria de 300 pacientes. ¿Realmente en nuestra capital hay cada día tal cantidad de urgencias? ¿Y realmente se puede atender a tantos pacientes en una hora? (300:24=12,5) y eso sabiendo que se trata de una media, es decir que habrá muchos momentos en los que haya el doble o triple de pacientes.

Por eso no entiendo que desde el propio sistema sanitario se potencie el colapso. Ocurrió el pasado jueves. Una persona pidió cita para acudir a su médico de cabecera al día siguiente y le contestaron que ya estaban cubiertas todas las horas. Dijo la paciente que iría al final de la consulta para ver si la atendía y su interlocutor sanitario contestó “también puede ir a urgencias”. Lo curioso es que la paciente había comentado lo que necesitaba, que no era urgente y se podía solucionar con un vistazo del facultativo y la receta correspondiente, todo lo cual llevaría como mucho cinco minutos. Ese mismo día alguien estuvo desde las 15.00 a las 21.30 horas en Urgencias del hospital, donde había “overbooking”, motivo por el que la atención que recibió duró seis horas y media, cuando con un par de ellas hubiera sobrado para todo lo que le hicieron.

No es responsable que acudamos a Urgencias (al Hospital de León, porque en los ambulatorios el horario dificulta también la atención) por cualquier cosa si no podemos esperar, pero sin ser urgente. Pero menos responsable es que desde el propio teléfono de cita previa te remitan a urgencias, como si ese servicio fuera el cajón de sastre sanitario, porque en ese caso terminará siendo un auténtico cajón desastre.