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Publicado por
CAYETANO GONZÁLEZ
León

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Si no hay sorpresas de última hora —y estatutariamente es posible la presentación de candidatos hasta el mismo momento del Congreso— los dos únicos aspirantes a suceder a José Luis Rodríguez Zapater al frente de la secretaría general del PSOE serán Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. La incógnita sobre quien será el líder de los socialistas se resolverá en el XXXVIII Congreso del partido que tendrá lugar en Sevilla el primer fin de semana de febrero. Si no hay una «tercera vía», los militantes del PSOE, a través de los delegados que les representen en el Congreso, tendrán que optar entre alguien que lleva casi treinta años en una primera línea de la actividad pública —ya fue ministro con Felipe González— o entre quien, siendo generacionalmente más joven que su oponente, tampoco es una recién llegada a esto de la política ya que ha ocupado, por cierto sin mucho brillo, dos carteras ministeriales —la de Vivienda y la de Defensa— en los gobiernos de Zapatero.

El inmenso varapalo que ha sufrido el PSOE en las dos últimas citas electorales —municipales y autonómicas en mayo del pasado año y generales en noviembre— parece que hubiera requerido una renovación de los líderes que afrontasen esta nueva etapa en la que los socialistas sólo gobiernan en dos comunidades autónomas —Andalucía y el País Vasco, en las que pueden perder el poder en pocos meses—, en muy contados Ayuntamientos capitales de provincia —Vigo, Zaragoza, Toledo, Segovia son la excepción— y en la que acaban de tener que abandonar el Gobierno de la Nación después de una estrepitosa derrota a manos del PP.

Pero quizás los hilos que mueven a un partido centenario y por lo tanto con mucha historia como es el PSOE no quieren que se vuelva a repetir lo que sucedió hace casi doce años —en julio del 2000— cuando un desconocido diputado de a pié por León se convirtió en el secretario general del partido ganando la batalla, nada mas y nada menos, que a un barón territorial de mucho peso como era José Bono. Pero lo peor estaba por llegar, porque Zapatero es ahora, a ojos de muchos socialistas, el principal culpable de la situación de postración, en términos políticos, en la que se encuentra el PSOE.

El necesario equilibrio del sistema democrático requiere la existencia de una oposición fuerte que pueda ejercer la labor de control a quien está en el poder, con mas motivo cuando se tiene mayoría absoluta como es el caso actual del PP. Por eso es de desear que el PSOE se vaya recuperando de la profunda crisis en la que ha entrado en los últimos tiempos.

Pero no parece que esa recuperación pase por más de lo mismo —al fin y al cabo Rubalcaba y Chacón han sido piezas importantes en el proyecto de Zapatero— sino por una renovación de caras y, sobre todo, de ideas, de proyecto.