La opinión del lector
Injustificable error
Salgo al paso de lo escrito por Verónica Viñas en las páginas 2 y 3 de este periódico del 6 de enero. Se dice que Enrique González Luaces, alcalde y presidente de la Diputación en León durante los primeros meses de la Guerra Civil, fue fusilado por masón. Lo cierto es que murió el 30 de noviembre de 1953 mientras jugaba a las cartas con el sacerdote y poeta González de Lama y el industrial Paco, el de La Gafa de Oro. El desliz es más imperdonable, al haber sido ya desmentida la falsedad de la noticia en este mismo diario por Emilio Gancedo el 13 de octubre del 2007. A la desinformación actual se adjunta una fotografía cedida por la familia del finado en la que se muestra el cortejo fúnebre por una céntrica calle de León. Precisamente la misma foto que se publicó en el 2007 para desmentir el fusilamiento. Con todo ello, Viñas muestra su desconocimiento, impropio de una periodista, al no saber que a los fusilados por el régimen franquistas no se les cortejaba de tal modo, sino que se les daba tierra discretamente en lugar sagrado o alevosamente en ignoto descampado.
Y del grave desliz por error, pasamos a otro no menos grave por omisión en la página siguiente. En ella se habla de «La increíble historia de Prisciliano García», donde Viñas utiliza como fuente de información, reproduciendo pasajes textuales del mismo, el libro Mi vida en los campos de muerte nazis, del que es autor quien suscribe, editado en el 2005 por Edilesa. Ni se cita el libro, ni al editor, ni al autor, ni la fuente de la fotografía con que se ilustra. Pero sí a Julio Llamazares, quien no sé qué papel juega en este invento, a no ser el de haber estado en la presentación en la Casa de León de Madrid. Quiero pensar que esta flagrante omisión por parte de Viñas no es otra que la de un olvido involuntario. Mas, en cualquier caso, con el injustificable plagio, el daño ya está hecho a quienes dedicaron mucho esfuerzo y tiempo en la tarea de sacar a la luz este libro (autor, editor, colaboradores y todas aquellas personas que trabajaron en su confección), que merecen, por lo menos, el justo respeto y reconocimiento por su labor.
José Luis Gavilanes Laso. LEÓN
Niños leoneses robados
Emocionarse leyendo una historia humana en el periódico es, con la que está cayendo, harto difícil. Pero no imposible. A mí me ocurrió el día de Reyes con el artículo de Marcos Romero en DIARIO DE LEÓN sobre una mujer que busca a su madre biológica, en lo que parece, a priori, un caso de posible adopción irregular o forzada por las circunstancias. Es desgarrador ver cómo esa mujer indaga sus orígenes para localizar a su familia leonesa. Unos días antes, en la sección de Tribuna, salió publicado un artículo de Ricardo Magaz en el que daba cifras y datos escalofriantes sobre robo de bebés y adopciones sospechosas desde la Guerra Civil hasta casi el año 1990. Es decir, hasta hace veinte años. Ojalá esta señora encuentre a su madre, lo que no sería raro, al difundirlo su periódico. Los lectores de prensa diaria, por lo menos yo, agradecemos que se publiquen estas historias humanas, precisamente en tiempos de crisis y deshumanización.
Julián Domínguez Glez. LEÓN