EL BAILE DEL AHORCADO
Solete
Ni uno de los estafados por Consolación y cía (que no me puedo creer que no actuara en compañía de otros) ha presentado denuncia. Consolación, pero ¿cómo iba alguien a pensar que una mujer que responde por Consolación te va a dar el tocomocho? Consolación...
Aunque habría que ver a Sole, oye, permíteme que te diga así, o Solete, como yo llamaba a una amiga que tenía la misma gracia que tú, aunque menos salero para los negocios, eso desde luego. Ay Solete, que la pena es el momento en que te has revelado, que si siguiéramos en época de bonanza tal vez podrías continuar con el chiringuito abierto, y venga, a dar duros por pesetas, o billetes de 500 a cambio de calderilla, que la idiocia de la gente no tiene límites, como diría Einstein.
Y ¡venga chaletes y BMWs!, que le he oído a mi chico que es el coche de los pitiquis, aunque yo creo que lo dice por la boca de la envidia, y ¡venga excursiones para bucear en la bahía de Sidney! que cuando los pobres nos ponemos a presumir no tenemos límite.
Porque a veces el secreto del timo está en disimular, en hacer como que sigues siendo un menesteroso, pero no hay más que acudir al refranero, que si los piojos resucitados, que las braguitas que hacen llaguita, que rascando, rascando se ve el ladrillo, en fin, que Gracián no te ha acompañado y te has puesto en plan Laporta en el yate y, claro, te han trincado. Pero seguro que pensaste que ser rico de nada sirve si nadie se entera. Yo te comprendo, no empatizo, pero te comprendo. Di que sí, que la pasta está para lucirla. Ya lo decía Luis Miguel Dominguín cuando se acostó con Ava Gadner, pero podrías haber sido un poco más recatada, algo más elegante, y no fardar, que la envidia es malérrima consejera, y siempre se ceba con los que fanfarronean, si no mira a los Kennedy, aunque en ellos el dinero no chirriaba. Por eso me gustaría verte, que con una ojeada me vale, Consolación, porque una imagen vale más que todas las noticias del periódico y si conseguiste convencer a tantos de que podrían ganar tanto a cambio de tan poco, debes ser una persona especial, de esas a las que ves y te cautivan, y ya nada vuelve a ser igual. Eso, o que tuviste de tu parte la codicia de los estafados, que por algo ninguno ha querido denunciar.