EL RINCÓN
¿Dos años de recesión?
El naufragio de los economistas en esta crisis alcanza límites inconcebibles: en septiembre, los expertos del Fondo Monetario Internacional auguraban para España un crecimiento del 1,1% del PIB para el 2012 y del 1,8% para el 2013, y este martes —los datos ya se conocen por una filtración a la agencia italiana Ansa— anunciarán una rectificación de tales pronósticos que ahora consistirán en una contracción del 1,7% este año y del 0,3% en el próximo. El cambio es brutal, lo que permite denunciar la inconsistencia de los analistas que se atreven a orientar la marcha de economía mundial, con los efectos psicológicos que ello tiene, con una ligereza propia de ilusionistas de feria.
Frente a esta previsión, el siempre atento directorio europeo —la entente francoalemana formada por Merkel y Sarkozy— ha presentado un sensible documento en el que se aportan seis medidas para afrontar la crisis. Entre ellas, está la creación de un fondo para el crecimiento y la competitividad. que en principio estaría pensado para los tres países rescatados —Grecia, Portugal e Irlanda— pero no para España e Italia, que son los dos únicos grandes países que en teoría estarán en recesión este año (aunque la situación de Europa será de práctico estancamiento).
Este columnista no tiene, es obvio, la solución, pero quienes se reunirán solemnemente en la cumbre europea de finales de este mes deberán buscarla sin demora: cada vez es más evidente que habrá que mitigar el ajuste, llevándolo hasta más allá del 2013, y que probablemente haya que relajar la política monetaria para insuflar más liquidez a los mercados, aun a costa de que se produzca una cierta inflación, que sería un lenitivo para los países más endeudados.
Lo que no es soportable es que la inflexiblidad de los cuadros macroeconómicos se imponga a ciegas sobre la tragedia de una sociedad que está siendo presionada hasta más allá de lo soportable por la inflexible ortodoxia de quienes creen poseer la verdad económica como si fueran unos iluminados que acaban de recibir una nueva revelación.