Cerrar
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

El Lazarillo de Tormes 2.0

Tratado 3’1416: De cómo Lázaro se asentó con un zapatero y de lo que le acaesció con él.

Tras haber abandonado a mi último amo me fui a buscar a una nueva persona a la que servir. Decidí ir a Madrid, ya que allí había muchas personas y, digo yo que alguna me contrataría como sirviente. Mientras paseaba por las calles de Madrid vi una zapatería: La Moncloa se llamaba. Decidí comprarme unos nuevos zapatos con algo de dinero que ahorré, porque tanto me había hecho trabajar mi antiguo amo que no quedaron de mis zapatos ni los cordones.

Entré en la dicha zapatería, y mientras me apuntalaba los zapatos, el maestro artesano llamado José Luis, preguntóme dó venía y qué hacía por estas tierras. Le dije que mi nascimiento fue dentro del río Tormes, que era buen sirviente y que estaba buscando un amo. Tras decir esto me comentó que no le vendría mal un ayudante, dende en adelante estuve trabajando con él. Pero aunque él ganase gran fortuna con su juego sucio, yo seguía pasando hambre. Digo juego sucio porque hacía más fortuna de la que un zapatero debería; mediante artimañas como que utilizaba materiales baratos o usaba engaños y palabrerío para ganarse a nuevos clientes.

Ocho meses aguanté con este amo hasta que un día apareció un titiritero por la ciudad. Se hacía llamar Mariano, y me convenció de que dejara a José Luis y le sirviera a él. Me dijo que me daría bien de comer y que todo cambiaría. Finalmente, un 20 de noviembre, dejé a José Luis y empecé a servir a Mariano. Las promesas que hicieron que me fuese con él fueron vanas pues seguía pasando harta hambre. Aún así y todo decidí esperar un tiempo porque al menos Mariano era buena persona (o eso pensaba yo). Recorríamos pueblos y ciudades haciendo espectáculos: Él contaba historias y yo tocaba instrumentos. Pero pronto me di cuenta de que Mariano tampoco era trigo limpio; convencía a la gente de que le pagase bien o irían al infierno. Así de fácil, unos cuentos chinos y la gente le daba hasta los dientes. A los ocho meses también abandoné a Mariano. Recordé que con José Luis vivía algo mejor (tal vez porque todo tiempo pasado fue mejor) y decidí volver con él. Sin embargo, nada había cambiado. El tupido velo que había corrido el tiempo sobre esos desagradables recuerdos de hambruna y monotonía, se esfumó. Cuatro meses más tarde pensé en dejarle pero cuando fui a decírselo me engatusó de nuevo para que me quedase. Para lograrlo me regaló unos zapatos nuevos (los cuales, he de añadir, no me duraron ni 3 días), y en adelante todo siguió igual.

Mucho me arrepentí de mi decisión de haber abandonado a Mariano para irme nuevamente con José Luis. Con ambos pasaba hambre, pero al menos con Mariano conocía mundo. De esta manera pensando, volví a abandonar a José Luis «el zapatero»para irme con Mariano otra vez.

Y así hasta el día de hoy, voy de uno a otro continuamente, sabiendo que con ambos pasé y pasaré hambre.

Me preguntaréis por qué no me busco otro amo que no sea cualquiera de estos dos, pero eso mismo le pregunto yo a vuestra merced.

«El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra». Anónimo (dicho popular).

Ramiro Pinto Prieto. LEÓN

Cargando contenidos...