La opinión del lector
Soluciones caseras
para la crisis
Trataré de escribir lo que captan mis oídos durante un paseo, durante un café, en una sala de espera, y quizás abramos un poco los ojos. Cierto es que la crisis «no es culpa nuestra», aunque habría que valorar esa afirmación, puesto que yo pienso que sí, que ha sido culpa de todos… Pero ese no es el tema, porque todos lloramos y esperamos el maná, pero quizás sea hora de movernos un poco, y dejar de mirarnos el ombligo.
Es momento de ayudarnos, sí, qué palabra. ¡Cuando nos hemos tirado el tiempo soñando con que nuestro vecino no se compre un coche mejor que el nuestro! Pues la receta es sencilla: cura de humildad, y quizás si remo con mi vecino… llegaré a buen puerto. Oígo a menudo «mi pueblo se muere»… y sin ser médico, preguntas por qué. Todos responden lo mismo: no hay nada aquí, la gente se va fuera, incluso a hacer la compra… Tu preguntas: ¿Por qué vas allí o allá a buscar eso que tienes aquí? Respuestas varias: «Es mejor», «es más barato», «hay más donde elegir»… «paso la tarde»… Y personalmente creo que ninguna es verdad, porque prima una cosa, muy nuestra: «lo de fuera es lo mejor» y más aún…..si tengo que invertir en mi vecino!
Yo replico siempre: ¿Es mejor un coche, un kilo de carne, un ordenador, una cazuela,…..comprada a kilómetros que la que me venden aquí? ¿Es más barato, en tanto tengo que coger el coche/bus/tren…… y aumentar los gastos? ¿Hay más donde elegir cuando busco... un detergente, un kilo de pescado, un coche determinado o alguien que me arregle los pies? «Ah, pero paso la tarde…. ¡eso no me lo negarás!».
Es verdad, pasas la tarde, y cada vez pasarás más tardes, porque los negocios que te rodean cerrarán, mientras tú pasas la tarde, y después, en la terraza del bar renegarás: «Es que no hay nada en mi pueblo». Y me quedo tan ancho, porque claro ¿qué podía hacer yo?
Simplemente amigo mío, mira a tu vecino, con cara de que si haces algo por él te lo devolverá (en la mayoría de los casos): Si compro unas naranjas, el frutero tendrá para comprar un kilo de carne, y el carnicero un kilo de pescado; el pescadero comprará unos zapatos y el zapatero, quizás un coche... Buf. ¿Se puede hacer todo esto? Parece increíble, es verdad, que cuando tú gastas, siga una cadena, y de una manera u otra, volverá a ti... Ahora, claro está, si rompes la cadena porque deseas tus gastos a kilómetros... ¡No te quejes de que se muere tu pueblo! Mi receta es invertir en ti, en tu vecino, mientras ningún hecho te demuestre que es una barbaridad.
Ha salido en televisión estos días que en algunas zonas de nuestro país se ponen carteles fomentando el consumo «local», y yo lo reivindico también y de hecho mis compras mayoritarias, mis servicios, los tomo donde resido, siempre y cuando los haya, así que al menos a mí nadie me va a decir que dejé morir a mi pueblo: Yo hice lo que pude.