Fabián Estapé, siempre en León

El fallecimiento de Fabián Estapé, uno de los economistas españoles de mayor influenciade las últimas décadas, ha concitado elogios unánimes sobre su persona y su obra. ¿Pero y León, tan importante en su vida? Como él mismo ha contado, su pasión por lo leonés surgióa raíz de aquella entrevista de 1954 con D. Claudio Sánchez Albornoz a la que acudió en compañía de su esposa y del historiador Luis García de Valdeavellanos.

El encuentro con el autor de «Estampas de la Vida en León Hace Mil Años» se celebró en el puerto de Barcelona a bordo del buque en el que viaja a Italia y del que se le había prohibido bajar para pisar tierra española.

El joven profesor conocía ya los trabajos de D. Claudio sobre la España musulmana según los autores islamistas y cristianos y el pensamiento de IbnJaldûn, el economista de origen andalusí del siglo XIV en cuya obra acabará siendo el mejor especialista.

Dos años antes había aparecido «TheSchool of Salamanca: Readings in SpanishMonetaryTheory, 1544- 1605» una tesis sobre los antecedentes de la teoría cuantitativa del dinero en la obra de los teólogos salmantinos escrita por MarjoricGrice-Hatchinson, una brillante discípula de Friedrich von Hayek, el gran economista de la escuela austriaca.

La investigación de Grice-Hatchinson sobre la escuela de Salamanca y la de Estapé sobre IbnJaldûn iluminan aspectos contrapuestos de dos corrientes de pensamiento que se entrelazan e influyen mutuamente a través de los intercambios de ideas que generaron las corrientes comerciales y las guerras que dieron paso al mundo moderno.

Ambos mantendrán una cordial relación de admiración personal y en distintas ocasiones coincidirán en foros y congresos; una de ellas en el de Economía celebrado en la ciudad de León en 1990 cuando Estapé había comenzado ya a instalarse en ella.

El deslumbrante libro de Marjoric no verá la luz en español hasta 2005 cuando lo traduce y publica la Obra Social de Caja España.

A Fabián Estapé le sienta bienLeón; aquí encuentra tranquilidad para trabajar. Fernando Aller, entonces director del Diario de León, le incorpora como colaborador del periódico donde sus artículos dan continuidad a sus más de 50 años de columnista en La Vanguardia. En 2002 aparece «Agoreros y Demagogos», la esplendida selección que realiza Jordi Goula entre sus miles de artículos prologada por Javier Godó.

En la casa de su hija de la avenida de La Libertad hay un ir y venir de personas de «totscolors». Su imagen en el inconfundible butacón de cuero, bajo el cuadro de Tapies que evoca los años ya lejanos de rebelión universitaria, constituye un icono de referencia para cuantos buscan su independencia, su sabiduría y su ‘bon seny’.

El profesor escucha, escribe, sugiere. Seprodiga. Sus reflexiones dan titulares en la prensa de toda España. Los discípulos salen rejuvenecidos, los compañeros de cátedra animados, los políticos reconfortados. Es la cima de su edad; el maestro disfruta.

Aquí escribe su discurso de reincorporación a la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en la que —caso insólito— ingresa por segunda vez y prepara la reedición de «Vida y Obra de Ildefonso Cerdá» su trabajo sobre el insigne urbanista, economista y político catalán.

De vez en cuando viaja para impartir conferencias y recibir homenajes, para asistir a las sesiones de la Academia o presidir la Fundación Ernest Lluch, el discípulo y amigo asesinado por ETA. Pero siempre vuelve a León. Aquí recibe la insignia de oro de la Facultad de Ciencias Económicas, la medalla de oro del Colegio de Economistas, el Máster Honoris Causa, junto a David Álvarez, de la Escuela de Negocios Innove Institute. Se siente querido.

En esa casa dicta las más de 500 páginas de «Mis Economistas y su Trastienda» que se publica en 2009 y ese año la Asociación de la Prensa de León y el Colegio de Economistas crean el premio de periodismo económico que lleva su nombre.

En ella esperó hasta el final el Doctorado Honoris Causa que, a iniciativa de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, tramitaba la Universidad de León.

Al salir de la pequeña iglesia de Altos de Nava donde le despedimos era inevitable recordar su compromiso moral con la realidad de su tiempo.

¿Cómo no evocar el colosal ajuste de 1959 que inspiró el grupo de economistas liderado por Fabián Estapé y Fuentes Quintana que cerró el fracasado experimento autárquico para dar paso a la década de apertura y progresiva desregulación que trajo la industrialización y el desarrollo.

Desde la Comisaría del III Plan de Desarrollo y su catedra, Estapé impulsó muchas de las decisiones económicas que hicieron posible la transición política y finalmente la integración en Europa.

Sus trabajos han aportado luz a la endiablada actividad de la Economía. Pero para él, ésta no fue esa dismal science, la ciencia lúgubre que decía Carlyle, sino una disciplina esencial para comprender la realidad y transformarla.

Adéumestre; te vas pero te quedas. Seguirás con nosotros en esta encrucijada de caminos donde también Gaudí dejó su legado; otro catalán ilustre cuya imagen en bronce, siempre rodeada de turistas y palomas, contempla fascinada la casa de Botines que él alzó, ahora sede de Caja España, en cuyo frontispicio combaten Sant Jordi y el Dragón —el bien y el mal, el Debe y el Haber— sin que se haya sabido nunca a ciencia cierta, como en el debate secular de las cantaderas, quien va ganando.