La opinión del lector
Aureliano, socio de honor del CIT de Santa Marina
El 6 de noviembre del 2011, celebramos una vez más, en Santa Marina del Sil, el Magosto, fiesta entrañable declarada de Interés Turístico Regional, bien conocida en nuestra comarca y en toda la región. En esa ocasión nombramos al Castañero Mayor del Bierzo y en ella se hace fervorosa devoción a las castañas y la tradición magostera. En esta última celebración contamos con el honor de tener entre nosotros, como en todas las ocasiones, a una de las parejas más asiduas, más constantes, más entusiastas y más queridas y apreciadas en nuestro Centro de Iniciativas: Aureliano y Begoña.
Aureliano hirsuto, serio como siempre, apoyado en sus bastones, saludaba con mucha atención, euforia y simpatía a todos los asistentes, pues a todos, por vinculación y asistencias, a todos los conocía. Begoña a su lado, le mimaba, le acompañaba y le procuraba relajación y sosiego.
El presidente del CIT, iniciado el acto, hizo una presentación en la que además de una semblanza del Castañero 2011 (Miguel Martínez), dedicó unas palabras a Aureliano y Begoña recordando algunos de los muchos méritos contraídos por Aureliano desde el nacimiento del CIT y a lo largo de todas su andanza y aventuras. Entre otras referencias recordó que Aureliano fue creador del Festival de la Carpa, Mantenedor de Festival en varias ocasiones, fue socio fundador del CIT, presidente en muchas ocasiones de los jurados de concursos y otras comisiones, autor de algunas de las publicaciones editadas por este centro referentes al Festival de la Carpa o las castañas y magostos en el Bierzo, y además, dijo, a través de toda nuestra andadura hemos tenido en Aureliano un experto asesor, un generoso y desprendido servidor, y un fiel y valeroso apoyo en nuestro caminar.
Antes de finalizar el acto uno de los socios comenta: Aureliano dice que tiene que decir unas palabras, que no puede irse sin dedicar un saludo de despedida a todos los socios de este centro al que él tiene tantísimo cariño y como puede ser que sea ésta su última asistencia quedaría con remordimientos si no lo hiciera… Y Aureliano tomó la palabra sentado, delante de las cámaras, con voz entrecortada y temblorosa hizo los honores a todos y nos recordó lo que muchos ya habíamos vivido y oído de su propia voz en muchas de sus anteriores intervenciones, pero lo hizo con todo el sentimiento, el cariño y el afecto que, desde siempre, le ha profesado a este centro que también era y sigue siendo suyo.
No vamos a seguir repasando cada una de sus intervenciones a favor de este centro, pero no podemos por menos de recordar aquí que en los primeros años de nuestra andadura, en la que aun no sabíamos caminar, él siempre estuvo ahí, ayudando, asesorando, decidiendo, ya que era el hombre de tomar decisiones y actuaciones.
La muerte de Aureliano nos ha dejado consternados, huérfanos y dolidos pero nos consuela su memoria, el cariño que nos profesaba, y la impronta de su intervención y trabajo en las iniciativas y actividades que este centro se han venido desarrollando. Nunca podremos olvidar sus grandes virtudes, su recta y entrañable personalidad, sus muchos conocimientos y los muchos méritos contraídos como persona, como esposo de Begoñina, como profesional y como responsable en muchos de los cargos que en su carrera desempeñó y, por supuesto, como uno de los mayores entusiastas de este centro, no por ello y no en vano, se le declaró socio de honor en 1983.
¡Aureliano llévate contigo eternamente la gratitud, el cariño, el respeto y admiración a tu memoria que todos los socios del CIT sentimos por ti!
Ángel González, presidente del CIT. SANTA MARINA DEL SIL