EDITORIAL
Un buen principio si tiene buen final
El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, proclamaba ayer en Sevilla que en su partido no se admitirán «negligencias ni despilfarros» en el manejo de los recursos públicos. Pedía además a sus compañeros el mayor esfuerzo y rigor para evitar conductas inapropiadas y exigía al PP no sólo ser «un modelo de conducta política y moral», sino también parecerlo. Los casos de corrupción propios (Baleares y Valencia) y ajenos (Andalucía) hacen necesario frenar el deterioro en la actividad pública para evitar que la ciudadanía acabe dando definitivamente la espalda a los políticos.
La acción de los políticos tiene que ser ejemplar y ejemplarizante. Los partidos deben recoger en sus estatutos un endurecimiento de las sanciones a los militantes e impulsar la tolerancia cero no sólo contra la corrupción sino también contra el despilfarro, del que tantos ejemplos tenemos en la provincia. Si ellos mismos no se exigen mayor intransigencia con determinadas actuaciones vergonzosas seguiremos instalados en el «cuanto peor mejor» del que algunos ejercen con maestría.