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Publicado por
CAYETANO GONZÁLEZ
León

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El día 25, los ciudadanos de Andalucía y Asturias están llamados a las urnas para elegir sus respectivos Parlamentos de los que saldrán los gobiernos de ambas Comunidades Autónomas. En el caso de Andalucía, las elecciones son porque como diría Jordi Pujol «tocan» al llegar a su fin la legislatura de cuatro años. No es ese el caso de Asturias, donde hubo elecciones autonómicas el pasado mes de mayo de las que salió elegido Presidente del Principado, Francisco Álvarez Cascos con su Foro Asturias. Hace pocas semanas, ante la imposibilidad de aprobar los Presupuestos de la Comunidad, el ex secretario general del PP decidió disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones con la esperanza de que los asturianos, con su voto, cambien la correlación de fuerzas.

Aunque sean dos elecciones circunscritas a dos comunidades, a nadie se le escapa la importancia que para los dos grandes partidos nacionales tiene lo que pase en Andalucía y Asturias. En el caso del PP y de su Presidente Mariano Rajoy, vienen de ganar por mayoría absoluta unas elecciones generales y supondría un cierto revés perder ahora estas elecciones autonómicas. En el caso del PSOE, tras la debacle del 20-N y la elección de Rubalcaba como sucesor de Zapatero, son las dos primeras citas con las urnas donde se podrá comprobar si sigue en caída libre o por el contrario empieza a recuperarse.

En Andalucía, el PSOE lleva gobernando en la Junta de forma ininterrumpida mas de treinta años, algo que desde el punto de vista de la salud del sistema democrático no parece lo más recomendable. De hecho, los escándalos de corrupción salpican en este tramo final de la legislatura andaluza un día si y otro también a los socialistas y a altos responsables de la Junta, lo cual no deja de ser el síntoma más claro de la descomposición de lo que puede ser tildado de régimen. El PP aspira a gobernar por primera vez en Andalucía. Si lo consigue, habrá arrebatado a los socialistas el último bastión del que estos gozaban y sería sin duda un duro golpe para el partido liderado en estos momentos por Rubalcaba.

En Asturias el que más se la juega es Cascos. Si no consigue volver a gobernar, su proyecto político, Foro Asturias, con menos de un año de vida quedará muy tocado y tenderá a la desaparición o a la vuelta a la casa madre de los populares. Estos se han visto obligados a cambiar de candidata —lo cual supone un reconocimiento explícito de que se equivocaron de plano con la anterior— y el PSOE tiene tradicionalmente en Asturias un suelo que le puede aupar a ser el partido más votado. Otra cosa es que luego pueda lograr o no los apoyos necesarios para gobernar. En dos semanas saldremos de dudas tanto en Andalucía como en las tierras de Don Pelayo.