Quo vadis

Eso se preguntan muchos socialistas y no sin razón. ¿A dónde va el Partido Socialista de León? El nuevo escándalo sobre el cambio del censo y de las agrupaciones, pese a estar cerrado el proceso y en contra de lo que dicen los estatutos, viene a demostrar no sólo falta de liderazgo, sino algo mucho peor: el deterioro interno de una organización política en la que se ha instalado el todo vale, siempre que favorezca a los mismos, eso sí, a aquellos que han dejado al partido como una ‘tabula rasa’.

Da igual que hayan perdido elecciones, que hayan dividido a unos y otros para favorecerse a sí mismos y a los suyos o que hayan protagonizado escándalos difíciles de olvidar. Lo mismo da. Aquí los que la hacen no la pagan, se les paga con un premio. El mejor ejemplo es Ibán García del Blanco que de desorganizador del partido ha pasado a senador y agárrense: aspira a seguir dando órdenes en el PSOE de León, que para eso tiene hilo directo con el gran —por lo alto, claro— secretario de organización, Óscar López. Peor para el PSOE.

Claro que lo que hay enfrente, los llamados críticos, tampoco es que sea para tirar cohetes. Ese es el verdadero problema del Partido Socialista de León, que para salir de Málaga a lo mejor se tienen que meter en Malagón y, mientras, la presidenta de la gestora da lecciones de moralidad, pero incumple la misma a las primeras de cambio.

A Teresa Gutiérrez no le gusta que se sepa lo que están haciendo con el partido. Ella es de las de trabajar en silencio, aunque ese silencio sirva para esconder las trampas que se están llevando a cabo en todo el proceso congresual del partido. Porque trampa es llevarse a nueve militantes de una agrupación, la de Santovenia donde sólo se elige un delegado y su voto no decide, a otra, la de León, donde sus apoyos sí pueden resultar decisivos. Como trampa es también eliminar una agrupación curiosamente crítica para activar otra, en este caso oficial.

Los congresos deben servir para regenerar los partidos políticos, pero en el PSOE de León se han propuesto que todo siga igual y Teresa Gutiérrez, perfecta voz de su amo Óscar López, no va a hacer nada que importune a aquellos que la han colocado donde ahora está: en las Cortes de Castilla y León a razón de 73.000 euros al año. Eso sí que son razones democráticas.