EL RINCÓN
Arenas Bocanegra
Abogado, funcionario en excedencia y con 31 años, llegó a Madrid en el 89 un joven diputado sevillano, procedente de la Democracia Cristiana y las Juventudes de UCD. Javier Arenas Bocanegra, moreno de verde luna y rizos azabache, se parecía mucho más a un torero de Romero de Torres que al político socialcristiano que era.
A pesar de representar al ala más centrista del PP, siempre le persiguió una fama de señorito sevillano que le incomoda. Pero ha tenido que sobrellevar con resignación el sambenito, como cuando fue pillado en falso por un fotógrafo muy hábil, que difundió su estampa decimonónica en el hotel Palace dejándose abrillantar los zapatos por uno de los últimos limpiabotas de la villa. Nada más lejos de la imagen que pretendía proyectar, en plena reconversión de la derecha en centro político
Hay que reconocer que siempre mantuvo un discurso moderno y muy social, que le diferenciaba de sus compañeros, genuinos pata negra de AP. Como ministro de Trabajo resultó un político tolerante, amante del diálogo y capaz de articular pactos con los agentes sociales.
Aznar sabía que podía encargarle cualquier misión porque acabaría negociando hasta con el diablo, si fuera necesario. Dio la cara por el Partido Popular en muchas circunstancias adversas y aceptó disciplinadamente ser excluido de la sucesión. Como también había asumido el abandono de la política nacional para disputar al PSOE la hegemonía de Andalucía, en el 93, 96 y 2008.
Conoce el PP como la palma de la mano y su habilidad en el manejo de los asuntos internos fue clave para el triunfo de Rajoy en el congreso del 2008. Lo sabe todo de sondeos, organización y campañas electorales, pero ni siquiera esa cátedra de la experiencia le ha servido en la cuarta tentativa para convertirse en presidente de su tierra. El pasado 25 ha vuelto a sufrir un revolcón en las urnas, víctima del «síndrome de las expectativas».
Los andaluces le han dado una patada al Gobierno de Rajoy en su trasero. Arenas Bocanegra se levantará del suelo, se sacudirá el albero de su traje de luces y volverá a torear. Falta por confirmar la plaza.