EL GALLO
A Margallo no le gusta el aeropuerto
Crisis, ajustes y recorte. Éstas son las palabras que más se escuchan de boca de los políticos de unos años a esta parte: más de cuatro, para unos, y poco menos de cuatro, según la visión de la crisis de los otros. El caso es que tras estas tres palabras lo que se ha instalado el todo vale o, sino todo, casi, para ajustar de aquí y recortar de allá.
El mejor ejemplo lo representa el ministro de Defensa, José Manuel García Margallo, a quien no le gustan determinados aeropuertos, entre los que incluye el de León, porque los considera infraestructuras «peatonales». Lo ha dicho no una vez ni dos, pero su voz se escuchó más fuerte en la Comunidad Valenciana no hace tanto.
Claro que poco después tuvo que volver sobre sus pasos y hacer el ‘donde dije digo, digo Diego’. Será que le pudo la presión o que piensa que se equivocó. Más bien, lo que hubo fue una reprimenda para que no volviera explicara sus palabras. El caso es que, días depués, García Margallo, rectificó y dijo que cuando hablaba de aeropuertos «peatonales» sólo se estaba refiriendo al de Ciudad Real, pese a que en su primera intervención mencionó a los de Castellón, Ciudad Real y León, entre otros. Cosas del directo.